Pasos de certidumbre, por Soren Peñalver
A Diana de Paco Serrano
Tú eras apenas una niña en ese tiempo
en el que descubría yo el trágico sentido
de la historia y de la vida. La clásica Grecia,
y la contemporánea, amada en una por ambos,
el escenario por los hados dispuesto repetía
la representación de un acto político,
valiente, vuelto desde la antigüedad.
Alekos Panagulis era el nombre de un joven
demócrata y malogrado tiranicida, preso
y torturado; luego muerto en accidente
de tráfico, provocado, la madrugada
del Primero de Mayo, simbólico, de 1976,
de Atenas a la ruta que conduce al mar.
Eras, amada muchacha, una niña en esos años
de juventud -la mía entonces-, entre el exilio
repartidos y la soledad de la libertad. Mientras
crecías (te dije siempre que te presentía),
un peregrinar errabundo me llevó, al fin,
a nuestra patria real, la de Homero, Safo,
Platón, Haris Alexíou y Alekos Panagulis…
Allí donde se deja escuchar el eco
de la lengua que hablan los dioses.
Juntos, Matia mu, Ojos míos, nos guían
nuestros pasos en la certidumbre.
Comentarios
Publicar un comentario