PUNTO DE FUGA, El arte de la paciencia, por Charo Guarino

Se cuenta que a finales del siglo XV —coincidiendo aproximadamente con la rendición de Granada a los Reyes Católicos o el 'descubrimiento' de América en esta parte del mundo—, en Japón, el shogún Ashikaga Yoshimasa (1435 - 1490), envió a China para ser reparados dos de sus tazones de té favoritos, que se habían roto. El arreglo no resultó de su agrado, pues le pareció que las grapas que unían los fragmentos les conferían un aspecto tosco, de modo que recurrió a artesanos que acertaron a usar una técnica que a partir de entonces se consideró todo un arte: el kintsugi (literalmente 'reparación dorada' o 'carpintería de oro'). Coincidió que durante el gobierno de Yoshimasa apareció en el país la cultura Higashiyama —muy influida por el budismo zen—, asociada con la práctica de la ceremonia del té japonesa, el ikebana, el drama japonés nō y la pintura con tinta china, entre otras cosas. Samurái él mismo, favoreció la armonización de las culturas de la Corte Imperial...