EL ARCO DE ODISEO, Hugo, por Marcos Muelas

Hugo y yo nos conocíamos desde niños. Éramos vecinos e innegablemente, amigos. Competíamos por ver quien corría más rápido o quien trepaba más alto los árboles. En el colegio ambos pugnábamos por las atenciones de Karla. Pero ni siquiera la posibilidad de un beso de la joven nos hizo enfrentarnos. Crecimos juntos, a las afueras de Desdre, compartiendo nuestros sueños de futuro, planeando como sería nuestra vida cuando viviéramos en la ciudad. Pero estalló la guerra y ambos acabamos en un campo de concentración. Y aunque cercanos, ya no estábamos juntos. Hugo entró a Sachsenhausen con un uniforme, yo con un pijama. Pero todo tiene un comienzo. Mis padres eran judíos, y por ende, yo también. Ello no impidió que mi familia y la de Hugo entablaran amistad. Por dar un ejemplo, cuando el padre de mi amigo perdió su trabajo, el mío no dudó en ayudarle prestándole dinero hasta que consiguió un nuevo trabajo. Era habitual que Hugo pasara mucho tiempo en mi casa y yo en la suya. Él llamaba tíos ...