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Mostrando las entradas etiquetadas como José Antonio Molina

MINUETO. Tensa espera, por José Antonio Molina

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Su majestad divina, el Hijo del Cielo, veía con preocupación cómo crecían las víctimas de la peste invisible. Los arrozales se abandonaban, los ganados se recogían sin pastor; los recaudadores de impuestos encontraban aldeas vacías. El ejército, antes disciplinado, estaba viendo su capacidad mermada. Los generales se mostraban preocupados a causa de las crecientes bajas entre sus tropas por las continuas deserciones que debilitaban la defensa en las fronteras del norte. Inquietantes noticias llegaban desde la provincia de Guo Shung, pueblos feroces y confederaciones de guerreros nómadas con sus familias, tribus subyugadas y ganados completos estaban en plena efervescencia. Los exploradores destacados informaban que a lo lejos, por la noche, los fuegos de campamento se movían constantemente y con una velocidad sorprendente. De pronto, entre los numerosos pueblos de las estepas, se escuchó un rumor nuevo. Un pueblo desconocido venía, los xiongnu, quizá salidos de lo más profundo del infi...

MINUETO. El féretro cerrado de Eugène Delacroix por José Antonio Molina

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  Charles Baudelarie aún se emocionaba al recordar al amigo fallecido. Había ido a Bruselas a pronunciar una conferencia sobre el arte de Delacroix y sus primeras palabras, después de los agradecimientos a los que obligaba la cortesía, salían de entre sus labios cargadas de pena y de dolor. No había imaginado que amigo tan querido y artista tan admirado por él, aquel pintor que escribía poesía con sus pinceles y que había abierto un camino inexplorado al estudio del color, había muerto, como por sorpresa, sin haber comunicado antes a nadie la verdadera gravedad de su estado. Los hombres como Delacroix, afirmaba el poeta compungido, son como titanes que contemplan el mundo desde una grandeza que les hace ser solitarios. De alguna manera murió como había vivido. Cercana ya la hora final, debió de haber actuado como aquellos animales que perciben los pasos de la muerte aproximándose, que cuando sienten la punzada del dolor, buscan el recóndito escondrijo de una cueva, o de una madrigu...

MINUETO. Música para un apuñalamiento

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  En 1960 Alfred Hitchcock dirigía Psicosis , fue sin duda su película más representativa, y la que mejor ha logrado integrarse en la tradición popular, consagrando a su personaje protagonista, Norman Bates, taxidermista, hotelero y voyeur, ultrajado y acomplejado por su madre, como el asesino en serie por excelencia y un pionero en la popularización (no exenta de mitos ni de incomprensión) de la personalidad múltiple, o por mejor decir, de los trastornos disociativos de identidad.   Tan inquietante personaje, interpretado por Anthony Perkins, tuvo un valioso auxiliar que reforzó e hizo comprensible al espectador el peligroso infierno mental en el que vivía. Fue, sin duda posible, la extraordinaria música que compuso Bernard Herrmann. Acordes agudos disonantes con un dominio aplastante de la cuerda, hasta el extremo de desterrar al resto de instrumentos, junto a un uso violento y cortante del ostinato , golpean desde el primer momento al espectador, sin preámbulos posibles que...

MINUETOS. Nessun dorma, por José Antonio Molina

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Turandot es una ópera póstuma de Giacomo Puccini estrenada en 1926, dos años después de la muerte de autor. La sombra del enigma pende sobre la historia de Turandot, la hermosa princesa china que, viviendo en fría castidad, somete a sus pretendientes a la prueba de tres acertijos sin cuya resolución no sólo no desposarán a la bella ingrata sino que además perderán la vida. Es el peso de una antigua maldición no menos grave para los pretendientes que para la misma soberana, condenada a la infelicidad y a la soledad. Tras la llegada de un misterioso pretendiente que resuelve todos los acertijos, ahora es él quien plantea un nuevo misterio, en una inesperada muestra de cortesía hacia la princesa que se niega todavía a reconocerse vencida y otorgar su mano. Turandot es quien ha de averiguar el nombre del extranjero o casarse con él. La Hija del Cielo ordena que nadie duerma esa noche, con la esperanza de poder desvelar el enigma, pero todo es en vano.  El enigma no quiere desvelarse,...

MINUETO. Republicanos de altos vuelos

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En sus memorias de 1931, Manuel Azaña refiere las preocupaciones que como ministro de la guerra le causaba la necesaria reforma militar. El personalismo de algunos generales y la reorganización de los cuadros después de la dictadura del general Primo de Rivera le suponían muchas horas de trabajo. Probablemente entre sus impresiones más marcadas para esta época estaban las numerosas inquietudes que le deparaba el arma aérea, el temperamento indómito de unos oficiales más jóvenes que el resto de la plantilla militar, con mejor formación técnica, notables ganas de aventura y un espíritu tan indómito como poco castrense. Estas personas que actuaban siempre de manera inesperada eran quienes más desconcertaban a los funcionarios del ministerio. El arma de aviación cuenta, efectivamente, con imprevisibles aventureros, o amantes del riesgo temperamentales y pasionales hombres de acción que provocan incluso la desaprobación de sus subordinados. Así Azaña describe las entrevistas mantenidas con ...

MINUETO. Un castillo encantado bajo el mar, por José Antonio Molina

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  Había desaparecido para el mundo muchos años atrás. Todos dieron por sentado que ni él ni su   navío habían podido sobrevivir al maelstrom . Las noticias del extraño monstruo cuya presencia había sembrado de incertidumbre y terror los mares habían cesado; el misterioso atacante de los más poderosos buques de guerra, sea lo que fuera aquel nuevo Leviatán mecánico que se hundía en las profundidades para emerger muchas millas después, había dejado de existir. Quienes fueron sus rehenes durante veinte mil leguas de travesía submarina solo podían sentir piedad por el enigmático ser humano que fue su carcelero y cuyo sufrimiento habían llegado a comprender, sin compartir por ello sus ansias asesinas de venganza, su cegadora aversión por los demás habitantes del mundo. El comandante de la nave, a la que generaciones de lectores habían de conocer bajo el nombre de Nautilus , era un personaje como extraído de alguna tragedia clásica, un ser a quien el dolor y la injusticia habían ll...

MINUETO. Cementerio marino, por José Antonio Molina Gómez

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El tres de octubre de 2013 un barco cargado de inmigrantes  que iba a Italia desde Libia naufragó frente a la isla de Lampedusa.  Se estima que murieron más de 360 personas. Las aguas están tranquilas en Lampedusa. El leve oleaje provoca un movimiento de ondas que van y vienen en un ciclo de repetición casi hipnótico, un retorno eterno semejante a sí mismo. La espuma blanquecina que corona las olas forman una imperceptible línea de separación entre el azul del mar y el azul del día; una blancura que confrontada con los jirones de nubes que arañan el cielo provocan el efecto de un espejo. La repetición de la imagen azulada y el vaivén de las ondas marinas genera una eternidad inmóvil Descendemos por un momento bajo las aguas, leves corrientes acarician algas, bancos de peces nadan en caprichosos y recurrentes evoluciones cíclicas. Vida en calma y onírica. Descendemos y descendemos hacia el lecho arenoso formado por puntos innumerables imposibles de calcular, imagen de la repeti...

MINUETO. Tierra de náufragos, por José Antonio Molina

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La voz de Sílvia Pérez Cruz cantando en lengua catalana Coplas del Exilio del gran poeta Joan Oliver (conocido por su pseudónimo Pere Quart) nos lleva a un mundo de dolor y miedo; al escenario continuamente renovado de la persecución del inocente que en plena noche se aventura a cruzar montañas, valles y bosques; a traspasar fronteras huyendo de la persecución. Cuando Pere Quart escribió esos versos pensaba en su propia huida de Barcelona al final de la Guerra Civil. Hoy en día no han perdido ni validez ni actualidad estas palabras del siglo pasado, periódicamente se renueva la agresión, la destrucción y la huida forzada de los inocentes en todas las regiones del mundo. El período de la Guerra Civil y la inmediata postguerra fue especialmente duro para el poeta quien a su regreso a España conoció aún la cárcel y la represión policial. El que antaño fuera hijo mimado de la burguesía catalana, había soñado con la igualdad social de una humanidad nueva y justa pero su sueño se desmoronab...

MINUETO. El fantasma, por José Antonio Molina

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Estos días acontece la tradicional visita de los espíritus de las navidades. Rara vez sucede, como en el célebre relato, que vengan tres espíritus en una sola noche por riguroso orden cronológico. Lo normal es recibir a uno, quizá dos. Raramente vienen los tres. El común de los mortales jamás recuerda haber recibido visita alguna. Cuando todos los días son iguales no se añora la infancia. Arrastrado por la corriente, importa bien poco el presente. Sin esperanza de futuro, nada significan las jornadas venideras. Pero descartada la experiencia onírica, el caso es que los fantasmas vuelven y hay cierta casuística al respecto. Es más frecuente la visita del fantasma de las navidades pasadas, seguido en ocurrencias absolutas por el de las navidades presentes; una estadística sorprendente que sugeriría que el fantasma de las navidades futuras no existe en realidad y que este no es sino una invención. Los números y el más frío e irrebatible de los análisis cuantitativos parecen avalar dicha h...

MINUETO, Las últimas horas de un artista, por José Antonio Molina

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  Yo, Francesco de Bolonia, llamado a causa del nombre de mi maestro también Francesco Francia, el mayor artista bajo el gobierno de los Bentivoglio, los frescos de cuyo palacio salieron de mis manos, celebrado grabador de esta ciudad, me encuentro próximo a rendir cuentas a mi Creador. Apenas sin fuerzas para dictar estas palabras, me aferro a la belleza que he creado en vida, pienso en mi hijo, noble, bello de perfectas maneras; pienso en mis obras tan modestas como queridas que me sobrevivirán y guardarán mi nombre durante el tiempo que Dios quiera para que ilustren sus propósitos de salvación para la humanidad. Mis manos iluminaron el bautismo de Cristo y mis pinceles acariciaron la forma de Jesús Niño mientras su divina Madre le adoraba rodeada de rosas silvestres. Me consuelo levemente mientras el dolor parte mi alma en dos mitades y me conduce inevitablemente a la muerte. Regocijado en el arte que siempre cultivé, admiré los modelos de los grandes artistas, amé la expresión ...