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CRONOPIOS. El colgante XII. Fosforita, por Rafael Hortal

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Estaba amaneciendo en el poblado derruido en el desierto de Sudán. Alizée se despertó y fue a recoger el agua condensada durante la noche antes de que apretara el calor y se evaporara. Continuaron el monótono viaje mientras Alizée recordaba las tribulaciones de las últimas semanas: desde que salió de Francia todo había sido muy intenso, y seguía viva para contarlo. Pensaba que había tenido mucha suerte teniendo en cuenta cómo eran los energúmenos que la esclavizaron. Agarró fuertemente el colgante fálico de madera tallada y recordó a sus amigos, estaba segura de que se preocupaban por ella y que la estaban buscando. Al atardecer llegaron a la carretera que llevaba a la ciudad de El Obeid. Alizée se unió a un pequeño grupo de gente andando que huía de su pueblo saqueado y buscaban rehacer su futuro en la gran ciudad. Khalid con Rania no siguieron en línea recta, entrarían a la ciudad por otro lugar más al norte para pasar desapercibidos.  Peter, desde Londres, llamó a Alain para dec...

CRONOPIOS. El colgante, 10: el desierto, por Rafael Hortal

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  Los tres fugitivos avanzaron en el desierto todo lo posible para alejarse del mercado de camellos y dromedarios, pero la oscuridad y el frío los hizo detenerse y acurrucarse junto al camello. —Me llamo Khalid, os he salvado, y me tenéis que jurar que nunca delataréis mis crímenes. —Alizée hizo un gesto afirmativo. Permanecía en silencio hasta que Khalid destapara que se conocían. —Yo me llamo Rania de Dartur. Te estoy muy agradecida por liberarme. Mi vida no vale nada para los soldados que me violaron y vendieron al mercader, que me prostituyó durante dos meses. —¿Qué soldados? —Alizée quería recomponer su rompecabezas. —Rusos… Hablaban de que cuando regresaran los colmarían de medallas. —Son mercenarios del grupo M Invest. Exconvictos. Puras bestias. —Khalid estaba cabreado. —Eres libre. Cuando consideres que puedes ir sola, márchate. —No tengo dónde ir, han matado a toda mi familia… una viuda no tiene derechos. Quiero ir contigo. ¡Protégeme!  —Tengo tres esposas y cuatro h...

CRONOPIOS, El colgante VIII, Mercado de camellos, por Rafael Hortal

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Alizée tenía pensado el plan de fuga, ya le había entregado la carta a uno de los cazadores alemanes, que le había prometido dejarla en la recepción del hotel de El Obeid a nombre de Alain. Pasó la noche en la choza fingiéndose enferma, no quería que Bol la penetrara otra vez, ni siquiera como despedida. Al amanecer salieron los guerreros para acompañar a los cazadores. Era una de las fórmulas para ganar dinero que tenían en la tribu: ayudarles a rastrear las piezas de caza mayor y protegerlos de los ataques, o sea, ponérselas a tiro para que los señoritos apretaran el gatillo y se hicieran fotos con las piezas muertas.   Alizée esperaba el momento para marcharse en sentido contrario, llevaba su ropa puesta y la mochila con comida y agua. Escuchó un estruendo, disparos, gritos… Los terroristas de Boko Haram mataron a los hombres y a las ancianas que quedaban en la tribu, capturaron a niños, niñas y mujeres jóvenes. Observó como pegaban y ataban a las mujeres, despojándolas de ropa,...

CRONOPIOS. El colgante, por Rafael Hortal

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Alizée se despertó repentinamente cuando estaba en la fase REM. Aturdida, durante los dos primeros segundos recordó su sueño erótico y maldijo a su novio por cerrar la puerta de la habitación con el estruendo que la despertó. Un segundo después fue consciente de su realidad, de quién era y por qué estaba en ese hotel. —Cariño, traigo algo para desayunar. —Bruto, déjame dormir un poco más… y no hagas ruido. —le dijo sin abrir los ojos. En realidad, no quería dormir, su intención era recordar la surrealista historia que había soñado, intentar unir las escenas para racionalizar un sentido y escribirlo. Se notó mojada, su cuerpo desnudo bajo la sábana estaba excitado. En ese momento habría preferido estar sola con su recuerdo mientras su mano recorría su vulva entre los muslos empapados. Intentó hilar la historia: ´´Ella era una mujer primitiva, joven, bien considerada en su tribu por ser de la familia dominante. Estaban en una cueva junto al fuego, cuando un guerrero desconocido entró arr...