MINUETO, La avispa, por José Antonio Molina

Hyago, mi vecino de todo la vida, se ha transformado en avispa. Semejante acontecimiento ha ocurrido lenta y gradualmente, de manera casi imperceptible, razón por la cual muchos de los conocidos, familiares y compañeros de mi desgraciado amigo no han querido darse cuenta de tan admirable metamorfosis. No se presentó de la noche a la mañana transformado en insecto, desgraciadamente para él, pues ante una visión tan radicalmente diferente hubieran sido mayores los intentos por curarle. Hyago fue cambiando poco a poco, de suerte tal que todos fueron acostumbrándose a las leves variaciones que solo ante los ojos preocupados y solícitos de un buen amigo que le quería, como yo, anunciaban su nueva y atroz apariencia. Hyago sufría de sueños inquietos y recurrentes de los que a la mañana siguiente no solía hablar quizá porque no los recordara, aunque le dejaban una mirada llena de inquietud y preocupación. Ya entonces empezó a desarrollar obsesiones fijas y permanentes que le llevaban a atacar...