CRONOPIOS. El llanto del androide, por Rafael Hortal.

No tengo edad; mi reloj biológico espera su activación. Me diseñaron humana pero mejorada genéticamente. Hace más de 40 años que espero pacientemente que me lleven a la magia del celuloide, a esa ciudad futurista de Los Ángeles en 2019, donde se desarrolla Blade Runner, una película de culto. ¡Qué cosas, el año 2019 era el futuro! Y yo sigo en estambay en la Inteligencia Artificial de un ordenador cuántico. Yo era Mary, modelo Nexus-6, un androide surgido de las prodigiosas mentes de los guionistas de Hollywood para hacer la película de Ridley Scott. Me idearon como un personaje delicado que agonizaba y resurgía a la vida como uno de esos vampiros inmortales tan de moda en estos tiempos; quizá mi personaje habría cambiado el planteamiento sobre la inmortalidad de los androides, pero la huelga de guionistas, el interminable rodaje y el descontrolado aumento de presupuesto sentenciaron mi defunción. En realidad, ni siquiera nací; suprimieron escenas y personajes, ya tenían suficientes mo...