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Ante aestatem: Antinomias de la razón pura, por Vicente Llamas

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Tesis: La Casa Usher Hay un vago rasgo de crisálida malograda en la luz ácima del verano que invita a las endebles máscaras de la anarquía. Los ecos del cisne moribundo en un teatro ínfimo son ahora menos desgarradores sobre ese fondo irreverente de sed y alas pavorosas llenas de noche y frutos sombríos, la dulce deriva lúdica y sus designios de ingravidez, abiertos al énfasis excesivo. El invierno restaura la desnudez y los tonos lívidos de la distopía. Hay un tiempo de disipación y un tiempo de hechizo. Un tiempo de extrañeza articulado en rituales de fobias que nos protegen en apariencia  de la caída, la plena conciencia de transitar intimidades ya holladas y rehechas con menos devoción, incansables nómadas abocados inevitablemente a algún paraje frío regido por dioses mínimos. El verano es el pasadizo por el que creemos escapar a la disforia que nos aguarda en la otra orilla del Aqueronte, el santuario del azar y los lechos anónimos. Regresará el invierno, fantasma gris reptan...

Cuaderno de Naufragios XIII. Un poder inmenso y tutelar, por Vicente Llamas

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El secreto del éxito de la lógica globalista estriba en una acusada despersonalización que encubre subrepticias mecánicas totalitarias en una amable dinámica democrática. La despersonalización de un yo anóxico, impregnado de ello , a merced, entonces, de los rituales de la emoción. Sesgos de dialéctica hegeliana en la urbe global arropada por la tecnología: el carácter dialéctico de lo real radica en que cada individuo llega a ser lo que es por relación a un todo , lo verdaderamente real, sin que ello afecte en apariencia a la relativa independencia de cada singularidad. Frente a la pretendida originariedad y autonomía de los hechos, tal como son dados de modo inmediato a la experiencia, la estructura dialéctica de la realidad acaba por mostrar que no son sino el sedimento residual de un subterráneo juego de relaciones que agotan, en última instancia, a sus fuerzas agentes, pese a la presunta consistencia y autarquía individual:  "Los hechos no son, por sí, más que lo que el...

Escenas de Adviento I. La edad vacía, Vicente Llamas

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Arrancar los colores, expulsarlos de las manadas nómadas de árboles que beben de ríos marchitos, del vaho que se alza de la tierra incierta, de la inútil intimidad de los muertos, hasta reducir el mundo a pavimento o muro seco, contornos indecisos por los que la luz desliza sin arraigo. Expulsarlos de la violencia que germina en la sorda avidez de la nada, hecha ya edad vacía que los muertos atraviesan con pisadas huecas, recinto al que todo se arrastra para violar su prodigio, reducido el mundo a pasos desnudos que se hunden en la profundidad de la piedra. Una suma de grietas y horas ciegas abre el pasado, la lenta desaparición de los lugares fúnebres, devorando pétalo tras pétalo, desnudando el aire, liso, despoblado de alas, hasta que sólo está vivo el sapo, sus andrajos, la sequía que nace de años de losas, de puertas abiertas por las que el invierno infecta los lechos, y la niebla, gigantesca sombra que todo lo rige, asediando casas inclinadas sobre el río como bueyes que abrevan....