EL ARCO DEL ODISEO. Detrás del autor, por Marcos Muelas

A menudo, mientras leo una novela, me imagino como fue su concepción. De alguna forma intento echar un vistazo a través de las líneas intentando adivinar el estado de ánimo del autor. ¿Ese día el escritor estaría triste? ¿Enfadado? Quizá escribiera esas líneas alumbrado por un rayo de sol que entraba por la ventana de su buhardilla o puede que lloviera a cantaros y lo hiciera cerca de una agradable chimenea en su casa de estilo colonial. Máquina de escribir No sé, es posible que tenga una imagen distorsionada de la situación. Siempre me he imaginado a E. Allan Poe con su levita negra y su eterno lazo en el cuello escribiendo sentado en un sillón de respaldo alto. Con unas velas que apenas alumbran su escritorio mientras la negrura más siniestra rodea al autor. Evadido del tiempo y el espacio es absorbido por un torbellino de palabras. Una inesperada corriente hace tintinear la llama las velas, a pesar de que no hay ninguna ventana o puerta abierta. El viejo suelo del pasillo ...