LOS POETAS INMUNDOS: V. Último canto de Safo, por Vicente Llamas

Pálidas tierras perecen fatigadas por una edad oscura. Violento y obsceno rumor son los hombres: insanas auras que el céfiro arrancara de la profundidad de la fiebre sacudiendo la soledad del páramo. Una edad yerma envuelve a sus hijos, agitando sus cuerpos enfermos, quebrantados, mientras los himnos se deshacen en pedazos cuando aúlla la tormenta. Enmudece entonces la tierra, sepultada bajo el llanto, un espantoso manto de hielo rompe a sus gentes, ahogando los sollozos de hogares empañados que parecen querer mitigar sus oficios. Nada estremece el viento acuciado por la ira que lo sostiene, desvelado por las primeras horas que asoman a su inversa guarida. La lluvia husmea en los umbrales sin rastro alguno de infancia que borrar. Ningún ardiente amor avanza en la complicada tiniebla de pechos oprimidos por la desdicha, irrisorios ensueños estorbados por sus rencores y asperezas (el reposo no consiente formas corrompidas). Ningún vuelo se alza prometiendo semblante al aire. Lastradas de...