LOS SONIDOS Y EL TIEMPO, Hiroshima, por Gabriel Lauret

Dentro de unas semanas, los días 6 y 9 de agosto, recordaremos que ya han pasado 80 años desde que tuvieron lugar los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento se trató de ver el lado positivo de ese horror: matar o herir a cientos de miles de personas era preferible a una lucha isla a isla, ciudad a ciudad y calle a calle, en la que hubieran fallecido millones y en el que Japón hubiera quedado absolutamente arrasado para los supervivientes. Uno de los intentos de reflejar el daño ocasionado a la población lo encontramos en una de las últimas películas de Akira Kurosawa, Rapsodia en agosto (1991). En esta película se habla de las víctimas que sobrevivieron, los llamados hibakusha , que además de sufrir enfermedades provocadas por la radiación como el cáncer o malformaciones físicas, padecieron la discriminación de la sociedad japonesa, por la creencia extendida en ella de que las secuelas eran hereditarias o incluso contagiosas. ...