Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como España

La soledad, por Gedi Máiquez

Imagen
  Edward había llegado hacía dos días procedente de París con el objetivo de saldar la deuda que había adquirido consigo mismo. Madrid en 1910 era una ciudad en construcción, donde esqueletos conformados de ladrillos se hacían hueco en la laberíntica ciudad de tejados rojos, que en su tardes más brillantes, incendiaban de luz el ocaso del día. Ante sus ojos se mostraban calles que presagiaban ser grandes vías, desplegándose como arterias dispuestas a albergar al gentío que discurría incesante y veloz por ellas. Recordaba entonces a los personajes, que con esos movimientos, protagonizaban   las proyecciones de cine que estaban   tan de moda en su país.   Sorteó como pudo los pocos coches mecánicos existentes, los carros tirados por caballos y algún que otro excremento, fruto de la mal llevada incontinencia equina que salpicaba de manera aleatoria la zona adoquinada que cubría el otrora Prado de Recoletos. A esta altura, se encontraba un impresionante edificio de recie...

Breve encuentro, por Vicente Llamas

Imagen
  Un banco (las piedras del Manzanares quedaban lejos), parque central, a dos leguas del Ateneo de San Juan de Puerto Rico. Hace como una hora que dos sombras se entrelazan en él ... Casi inaudibles sus ecos. M. Z.: Este exilio fecundo ha hecho más veraz la soledad, el ámbito privilegiado para que la patria se descubra . La soledad es en sí misma una acción, una acción que brota del aislamiento comunicable . Los medievales evocaban un patria animae , el destierro era la vida terrenal, mísero destino de anámnesis en el que abrazar la cicuta ... No. No cabe un exilio de la historia: el vacío que deja la consumación de la tragedia es el espacio de soledad en el que soñar. Las prendas del exiliado , una mirada que no interroga, un llanto que todo lo tiñe de colores infieles a la luz, no deben velar la libertad que se llevó consigo , la verdad que ha ido conquistando en la vida póstuma que se le ha concedido. J. R. J.: Yo he contado en él el frío y el barro, pero ni el frío ni el bar...

EL VERDE GABÁN, ¿De dónde son las Columnas de Hércules?, por Santiago Delgado

Imagen
Pues lo digo enseguida: de Martos, un precisos villa, al laíco mismo de Jaén capital, y bajo una enorme peña de forma cónica monumental. En la Orden de Calatrava, dueña y señora del terreno luengos siglos, se llamó a esa tierra, “El Partido del Andalucía”, que es como decir, la Andalucía Última, o Primera, según se vea. Bien, pues resulta que Hércules, el mítico Hércules, fue mandado a la lejana Hesperia a desfacer algunos entuertos. Hesperia era nuestra España de hoy. El principal contradiós que remediar era destronar a Gerión, rey tirano de aquellos lares. Servidor ha novelado por extenso ese episodio, pero no es el caso en aquesta prosa. Bien, allá abajo en las Marismas de Guadalquivir, Hércules venció a Gerión. Y luego subió Guadalquivir arriba, hasta llegar a Martos. Allí, según el erudito renacentista local, Villalta, Don Diego, el héroe griego pensó que aquella peña magnífica le serviría para labrar dos columnas y bajar luego, con ellas a cuestas, hasta Gibraltar, donde plantó u...