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CUADERNOS DE NAUFRAGIOS: VI. Modernos Prometeos (I), por Vicente Llamas

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No hay vidas incólumes, tenemos la vida que pactamos con nuestros demonios, la que nuestros temores han deformado y empañan nuestros excesos. Podemos avanzar hasta donde retroceden nuestros demonios. En ese pequeño espacio alentamos esperanzas, herimos, naufragamos, amamos y nos desfiguramos lentamente sobre espejos que recapitulan nuestra filogenia. En esas aguas nos convertimos súbitamente en nuestros padres, rindiendo a nuestros hijos los rasgos y las angustias que desechamos hasta completar el ahogado que nos aguarda desde el principio en su profundidad. La parte de tierra no sumergida, de hogar, de cálidos lechos y de sueños que nos han cedido en la zona de obducción. La otra parte de los días flota sobre las aguas sin rumbo, a la deriva. La racionalidad que distingue al hombre del resto de animales (el viejo tópico del animismo racional, inequívoco signo humano) es genuina expresión de una voluntad autodet,erminante, no tanto de una inteligencia naturalmente ordenada a su ac...

AMIMANERA, pajas mentales, por Juan Ángel Sánchez

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En el instituto, uno de mis profesores de filosofía fue un tal Pedro. Tal era mi interés por sus clases que en octubre me invitó a pasarlas en la cafetería del Alfonso X tomando café a su cuenta. Debió de ser un pago oneroso porque no volví a escuchar su voz ese año. En su honor diré que pagaba religiosamente por no verme. La semana pasada tuve que comentar un texto para mi clase de Filosofía de la Literatura. Consistía en leer y exponer las ideas que Gregory Currie presentaba en un texto. Comencé a ojear el relato y pronto vino a mí un déjà vu , de esos que te retrotraen como la magdalena de Proust a un tiempo pasado que no necesariamente fue mejor. Yo era estudiante de bachillerato, de esos a los que les importaba una mierda lo que le dijeran los profesores y estaba más interesado en hacer caso a los mandatos de mis hormonas adolescentes. A pesar de esto, siempre me intrigó eso de la filosofía y me esforzaba por comprender los galimatías de estos señores. Mi entendimiento en ese per...

EL ARCO DE ODISEO, Geisha girls, por Marcos Muelas.

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Kioto, 1946. El barrio de Gion volvía a bullir repleto con el gentío habitual que trataba de ganarse la vida como bien podía. La comida escaseaba y los productos primarios se convirtieron en ostentosos lujos, solo al alcance de los privilegiados que pudieran obtenerlos en el mercado negro. La guerra había terminado, un eufemismo decretado por el emperador para ocultar el deshonroso hecho de que Japón, por primera vez en su historia, se había rendido ante sus enemigos. El emperador era una divinidad, el corazón y el alma del imperio nipón. Su decreto, incuestionable. Pero cualquiera que anduviera ese día por Gión podía descubrir con sus propios ojos la aplastante realidad. Los soldados americanos, gigantes entre los lugareños, se movían libremente entre la población. Imposible no verlos o escuchar su ruidosa lengua bárbara en cada rincón del país, que hasta hacía bien poco, estaba vetado para los extranjeros. Ahora, el orgulloso Japón había pasado a ser un país conquistado, arrasado y d...

LOGOSFERA. Primavera tras primavera, por Isaac David Cremades Cano

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De niño me apasionaba observar al gusano de seda alimentándose vorazmente y me sorprendía comprobar cómo, una vez convertido en mariposa, dejaba de comer para siempre. Este ciclo me parecía extraordinario, sobre todo por el ritmo que marcaba su corta vida de vaivén perpetuo. Este ser menudo y cambiante se convertía en el director de mi orquesta imaginaria, dirigiendo hábilmente con su batuta los instrumentos de la naturaleza, además de con sus gestos a los miembros de mi entorno.  Las yemas de las moreras que rodeaban la casa empezaban a despertar, visibles como escamas que oscurecen y se secan hasta resquebrajarse. Presionadas desde el interior por el brote verde de la hoja nueva, su eclosión tal percusión anuncia la llegada inminente de la siguiente estación. Cuando los días comienzan a alargarse, los vientos a templarse y el aire a perfumarse de azahar, ya estaba todo preparado para el nacimiento de las diminutas cuerdas. Era normal entonces que numerosas familias humildes de la...

Reseña de La memoria de las sirenas (M.A.R. editor), Biblia profana sobre la belleza y la literatura, por Pedro Pujante

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José Antonio Molina es profesor de Historia Antigua en la Universidad de Murcia y escritor. Dos facetas que convergen en La memoria de las sirenas. El título, por tanto, no resulta caprichoso porque la memoria es, como sabemos, el atributo principal del historiador y del novelista Componen este libro una serie de ensayos breves que vieron la luz en Zenda y en el diario La opinión , y que ahora han sido reunidos aquí por vez primera. A pesar de la heterogeneidad de las fuentes el libro muestra una unidad y solidez notables. No solo por los temas afines sino por el robusto estilo que nuestro autor posee. Dotado de una prosa elegante, adictiva y precisa, Molina se desliza a través de obras clásicas de la literatura para extraer de ellas ideas y reflexiones penetrantes. Confluyen aquí los mitos y la literatura, la historia y la vida, la realidad más dura y la ficción más elaborada. Analiza con precisión el alma humana, el paso inefable del tiempo, la decadencia de la sociedad y los valores...