Clase de Lengua y Literatura, Cervantes y Velázquez, por Santiago Delgado

Hay una común tristeza en las obras de Cervantes y Velázquez. Coincidieron ambos en la España de Felipe III, pero es perfectamente imposible que se cruzaran. Esa común tristeza que, digo, que acaso sea más bien ausencia de alegría, pertenece al tiempo español en que vivieron. Hay carcajadas en el Quijote, y hay, sobre todo, humor. El humor no es la risa. Me refiero a la tristeza que no saben ver ni Quevedo, ni Lope. Tampoco Murillo. Mirad a los ojos a los bufones reales, dignificados por el pincel de Don Diego, es la misma dignidad de los cabreros con los que Don Quijote comparte los galianos cocinados por aquéllos. Los galianos, dicen, son los gazpachos manchegos. Tanto y tan bien le sentaron al hidalgo, que, de inmediato, les instruyó con el discurso de la Edad de Oro, que Don Alonso veía en la frugal vida horaciana de aquellos servidores del campo. La dignidad tiene un poso de tristeza que niega la ansiedad, que ya en aquella época asaltaba los espíritus; así la de los hidalgos ur...