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Mostrando entradas de marzo, 2024

VACACIONES...VOLVEMOS EL CATORCE DE ABRIL

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 VACACIONES...VOLVEMOS EL CATORCE DE ABRIL

SUMARIO DEL 17 DE MARZO DE 2024

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  ¡Salud y República de las Letras! Como cada semana, igual que los héroes de antaño que hubieran caminado por el territorio hostil del destierro, y que nosotros solemos llamar vida cotidiana, los amigos de Dulcinea os traemos una razonable cantidad de buena literatura. Marcos Muelas nos presenta un texto hercúleo potente como una explosión nuclear.Concluimos el periplo del Quijotillo con Santiago Delgado , y Bernar Freiría también nos lleva hacia el final de su doble fondo. Vicente Llamas nos demuestra que, además de ensayista, es un excelente poeta. Mientras que Juan Ángel Sánchez  desembarca en las plácidas llanuras del ocio, Gabriel Lauret nos eleva en helicóptero hacia las cima de la música.  Rafael Hortal os dará hoy unos buenos azotes.  Disfrutad de la vida y de la literatura; y regresad a ella, que es vuestro hogar Retorno del duque  Wen (Li Tang, siglo XI)

EL VERDE GABÁN. Las mocedades de don Quijote (el Quijotillo), entrega última, por Santiago Delgado,

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Pero no quiero, Sancho, dejar pasar de contarte la ocasión en que mis pecadores ojos vieron a la beldad absoluta –interna y externa– de quienes el resto de los mortales llamáis Aldonza, y que yo conozco por el excelso nombre de Dulcinea. Fue en el mercado semanal de Alcalá, cabe la ribera del Henares. Allí venían aldeanos de toda La Mancha, y aun de parte de Aragón, pues buenos , y muchos, compradores había para abastecer las despensas de los grandes señores que en la cardenalicia y cisneriana ciudad habitaban: los Mendoza, los Mondéjar, los Castelar y otros. También para nutrir las numerosas casas de huéspedes que allá estaban abiertas; amén de los innumerables Colegios Mayores y Menores. Muchas bocas a las que dar de comer todos los días.  No oses preguntarme, Sancho, qué comestible mercancía era ofertada por la familia de ella. Es tan obvio, que molesta la ignorancia. Vendía miel, seguramente traída de la vecina Alcarria. O comprada en la ribera alta del Tajo. Aunque en la canti

CRONOPIOS. Encuentro con Severine, por Rafael Hortal

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Belle de jour es el nombre por el que conocían a Severine en su vida profesional de prostituta. Así se llama la novela publicada en 1928 del escritor y periodista de nacionalidad argentina y francesa Joseph Kessel, un hombre que fue corresponsal en la Primera Guerra Mundial, en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial con la resistencia francesa. También fue miembro de la Academia Francesa de la Lengua. En 1967, Luis Buñuel llevó al cine Belle de jour protagonizada por Catherine Deneuve, que conoció en el rodaje al actor Paco Rabal en el papel de Hipólito, el gánster apodado “el murciano”, una sugerencia en el guion que Rabal le hizo a su “tío” Buñuel (se querían, por eso se llamaban sobrino y tío), ya que en la novela a Hipólito le apodaban “el sirio”. La protagonista de la novela, Severine, encierra un secreto sicológico complejo de descifrar. Quedé con ella al atardecer en lo más alto de la Torre Eiffel. La reconocí por su elegancia, el rostro delicado y rictus serio

Nod, poema de Vicente Llamas

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  Nod Casi toda la memoria es una danza ocre, deformada por los colores desquiciados de la guerra. Casi toda la luz, un impulso yermo a través de hogares desgarrados por los tonos lívidos de la pobreza, almas huecas como harapos vacíos de ahogados en la orilla sin desnudez ya que amparar, ecos de una impura devoción empañando bosques y lechos. Y todos los relojes ciegos que deshacen,  hilo a hilo, la cordura desembocan en una misma hora lúgubre golpeando las puertas de los primogénitos de Nod. Todo se desfigura.  La estación opaca en la que convergen las ausencias, la mímica fría de las causas remotas que sacuden la memoria subterránea de Occidente,  la sed que se esconde en las bocas hastiadas de los muertos  y no secan los días al deslizarse, sigilosos,  en la pálida región que rechaza lo vivo,  el compás violento de las formas que no presienten la caída ni el olvido.  Los colores voraces e insomnes acechan al animal profundo,  oponiéndose a su latido, a su respiración, a su fatiga.

PASADO DE ROSCA. Doble fondo, por Bernar Freiría (y 7).

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Iban cogidos del brazo encaminándose a unas escaleras para cambiar de nivel cuando le pareció ver a Sonia justo delante de la escalera por la que iban a bajar. Farfulló como pretexto una repentina molestia intestinal y salió a toda prisa en busca de un servicio. Dejó pasar un rato. Pilar no se había movido del sitio. Estaba de espaldas y le pareció que hablaba con alguien. Había mucha gente y la perdía de vista intermitentemente. Cuando ya estaba a unos veinte metros de ella, el corazón le dio un vuelco. Juraría que quien charlaba animadamente con ella era Sonia precisamente. De nuevo perdió de vista a ambas. Apresuró el paso apartando de modo descortés a quienes se interponían en su camino. Oyó alguna palabra gruesa a sus espaldas. Cuando volvió a ver a Pilar ya se despedía con un par de besos de la persona con la que estaba hablando, de la que él solo alcanzó a ver la cascada rubia que se derramaba sobre los hombros. En unas pocas zancadas estaba al lado de Pilar. —¿Con quién estabas

EL ARCO DE ODISEO. Hércules y las grullas de Sadako, por Marcos Muelas

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¿Qué puede haber más peligroso que la ira de una diosa? Y si encima se trata de la vengativa Hera, más vale no cruzarse en su camino. Hubo un tiempo donde dioses y humanos compartimos el mundo. Zeus, padre de todo, recorría el mundo seduciendo mujeres mortales, llenando el orbe con sus bastardos. Hera, su esposa y hermana, portaba la vergonzosa corona del venado, que cada día se hacía más pesada. Zeus, lejos de ocultar sus infidelidades, tenía como costumbre jactarse abiertamente de sus conquistas durante los banquetes Olímpicos. Y es que, el dios de la barba y el rayo era todo un semental, con un apetito sexual tan desmesurado como su ego. Si te echaba el ojo hacia lo posible por seducirte. No importaban género, raza o edad de su presa. Ponía todo su empeño en completar la captura. ¿Que había que disfrazarse de cisne para conseguirlo? Sin problema, ahí se presentaba Zeus, cubierto de plumas. En aquellos días, si un toro negro se acercaba a ti y te guiñaba un ojo, seguramente se tratab

LOS SONIDOS Y EL TIEMPO. El cuarteto de los helicópteros, por Gabriel Lauret

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Wolfgang Amadeus Mozart pensaba que la música para cuarteto de cuerda debía ser “interpretada por cuatro músicos diestros que la hayan estudiado, en una habitación silenciosa, donde la suspensión de cada nota no escapa a la escucha del oído, y únicamente en presencia de dos o tres personas atentas”. No podía imaginar que en 1991, justo dos siglos después de su muerte y en la ciudad que le vio nacer, el Festival de Salzburgo le iba a encargar a Karlheinz Stockhausen la composición de una obra con la que iba a acabar con todas las convenciones posibles sobre la música de cámara. Si quizás la principal característica de la música del siglo XX fue el intento continuo de ruptura con la herencia recibida del pasado, Karlheinz Stockhausen fue uno de sus abanderados. Personaje transgresor y polémico, afirmaba ser compositor, profeta, inventor, científico, filósofo y guía espiritual, y convenció a compositores y críticos de que su propia evolución marcaba la pauta para toda la música de su ép

AMIMANERA: Ocio, por Juan Ángel Sánchez

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Las antenas y chimeneas trepan hacia el cielo entre el azul y el amarillo de los primeros rayos. Enseguida comienza el bullicio de los coches en el atasco de las ocho. Es cuando puedes ver a la gente caminar, casi todos con prisa. La bella lo hace altiva, consciente de su poder; el estudiante soñoliento piensa en las sábanas adolescentes que aún huele; el jubilado sin rumbo pone la directa hacia un mantenimiento necesario que el joven aún ni imagina que necesita un cuerpo entrado en edad; el triste anda mirando baldosas que se clavan en su cabeza a cada paso, a cada pensamiento, son puñales; el funcionario, abstraído, se apaga en su cárcel segura. Todos encadenados a este mundo artificial que el ser humano ha creado, al que llaman el estado de bienestar y que crea suicidas que los medios de comunicación ocultan por aquello del efecto llamada borreguil. En el café, Nieves mira a lo lejos imaginando que algún respiro le tiene que dar la vida. De pequeña soñaba con ser bailarina pero sus