EL VERDE GABÁN. Las mocedades de don Quijote (El Quijotillo). Entrega 19, por Santiago Delgado

Don Bartolo, como le llamábamos todos en su ausencia, me estaba esperando, brazos en jarras, y cara de pocos amigos. Aunque se notaba que fingía. Todos los curas tienen algo de cómicos, pues dar sermón, mucho se parece en lo de afuera, a decir monólogo en escena. –¿Dónde se ha metido vuesa merced, señorito Quijano? Parece que sus zapatos estrechos no le han impedido fugarse al campo, donde me dicen lo han visto no muy bien acompañado. Yo, quieto y parado, humillaba la cabeza. Desde dentro de la rectoría se escuchaban las risas de los colegiales, mis compañeros de clase e internado, que mirarían el caso por alguna rendija de ventana mal cerrada. Mi cara me ardía de roja y colorada de vergüenza y coraje. –Un día de estos, vendrá su señora madre, supongo que con zapatos nuevos. Mientras tanto, le abriremos, como bocas delanteras de endriago reptante, las puntas de esos zapatos que no supieron crecer con vuesa merced. Pase adelante, hasta la cocina, allí, Maese Andrés, con ...