CRONOPIOS. Unas gotas de limón nº 5, por Rafael Hortal

Recorría los museos buscando los girasoles de Van Gogh, el beso de Klimt, los cielos de Turner; le fascinaban las baldosas amarillas del Mago de Oz y el submarino de los Beatles ¿Qué le sucedía a Zaira con el color amarillo? ¿Por qué se excitaba con ese color primario? Zaira era sinestésica, la longitud de onda de 570 nm del espectro de color le producía un gran placer; ese color es concretamente el del limón, por eso su olor y su textura marcaban su felicidad. No fue consciente de ello hasta los 28 años, cuando acudió a una conferencia sobre sinestesia en un centro cultural de Murcia, donde conoció personas como ella, que mezclaban las informaciones sensoriales; por ejemplo: cada nota musical producía un sabor, o asociaban un color con un número. Allí se fijó en los calcetines amarillos de Ginés, un murciano al que la música excitaba sus papilas gustativas y parecía saborear manjares dependiendo de las notas musicales. Zaira recordó que disfrutaba con los polos de limón cuando vivía c...