CRONOPIOS. Unas gotas de limón nº 5, por Rafael Hortal
Recorría los museos buscando los girasoles de Van Gogh, el beso de Klimt, los cielos de Turner; le fascinaban las baldosas amarillas del Mago de Oz y el submarino de los Beatles ¿Qué le sucedía a Zaira con el color amarillo? ¿Por qué se excitaba con ese color primario?
Zaira era sinestésica, la longitud de onda de 570 nm del espectro de color le producía un gran placer; ese color es concretamente el del limón, por eso su olor y su textura marcaban su felicidad. No fue consciente de ello hasta los 28 años, cuando acudió a una conferencia sobre sinestesia en un centro cultural de Murcia, donde conoció personas como ella, que mezclaban las informaciones sensoriales; por ejemplo: cada nota musical producía un sabor, o asociaban un color con un número. Allí se fijó en los calcetines amarillos de Ginés, un murciano al que la música excitaba sus papilas gustativas y parecía saborear manjares dependiendo de las notas musicales.
Zaira recordó que disfrutaba con los polos de limón cuando vivía con su familia en Córdoba. A su primer novio le hizo una felación con la boca llena del hielo de un polo de limón, lo hizo por instinto y fue una sensación espectacular para los dos; después supo que una de las técnicas ancestrales de Japón era provocar el éxtasis alternando el calor y el frío en el pene.
Al terminar la conferencia, Zaira y Ginés charlaron apasionadamente sobre sus sensaciones y decidieron ir a cenar a un prestigioso restaurante en cuyas paredes se exponían cuadros de un famoso pintor costumbrista, que pintaba flores, naranjos y limoneros.
—Si tanto te excita el amarillo, puedo llevarte a mi huerto de limoneros.
—Una vez me masturbé frotándome un limón —le dijo Zaira sin pudor.
—Estas gambas rojas de Águilas me sugieren “Wish you were here”, de Pink Floyd. —le dijo Ginés como si no hubiera escuchado la confesión íntima de Zaira. Por dentro estaba muy caliente, admirando esos ojos rasgados y su belleza árabe. Le parecía una delicada princesa de cuento. Cuando se echó un gambón a la boca con unas gotas de limón, casi le provoca una erección.
—¿Y qué sabor te produce Sigur Rós?
—No lo conozco, tendremos que escucharlos juntos. ¡Cuéntame más cosas de ti!
—¿Sabes cómo dormía Marilyn Monroe?
—¿Cómo?
—Desnuda, sólo se ponía unas gotas de Chanel número 5.
—¿Tú también?
—Yo duermo desnuda, pero con 5 gotas de limón. —Una excitante sonrisa entreabrió sus labios carnosos por los que paseó lentamente su lengua—. En la pared de mi dormitorio tengo una copia del cuadro amarillo de la botella de fragancia de Chanel que pintó Andy Warhol.
—Me encantaría verlo, y si hace falta estoy dispuesto a ver un capítulo de Los Simpson, ¡ja, ja, ja! —Le guiñó un ojo.
El taxista apenas tardó 10 minutos en atravesar la ciudad; sabían que había una conexión armoniosa entre ellos. Zaira lo arrastró a la cocina y cogió medio limón del frigorífico. En el dormitorio puso la banda sonora de “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante”, de Michael Nyman, y comenzó a desnudarlo.
—Esta peli me da mal rollo. ¡No querrás comerme!
—Por supuesto, pero déjate los calcetines puestos. Concéntrate en el cuadro y confía en mí, el zumo de limón es uno de los mayores antisépticos naturales.
Zaira chupó el limón y besó a Ginés apasionadamente. Echó un buen chorro de zumo sobre el pene en erección y lo saboreó lentamente con los ojos cerrados, las endorfinas se dispararon con recuerdos ancestrales.
—Eres una caja de sorpresas.
—¿Te apetece un suculento mejillón con limón?
—En este momento no se me ocurre un manjar más apetitoso.
Una hora después continuaban gimiendo en la cama mientras sus mentes pensaban en plátanos como el de la portada de The Velvet Underground o los “Limones y sal” de Julieta Venegas.
—Vamos a tomarnos un tequila con limón y sal. —Zaira lo llevó al salón.
—Pero en un vasito, por favor —dijo con ironía—. ¿Sabes cuál es el placer más frecuente para el cerebro humano?
—¡Sorpréndeme!
—La lectura de relatos y novelas. Todos traducimos las palabras en imágenes.
El placer de la lectura es infinito! El limón es un buen aderezo!
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