PUNTO DE FUGA, Leer y viajar, placeres intransferibles, por Charo Guarino

A menudo sucede que nos cuesta comprender que los demás no compartan nuestros gustos, pues lo normal es que veamos las cosas desde nuestra propia y personal perspectiva. El diálogo y la conversación (que llamativamente proviene de la misma raíz que el verbo vertere , esto es, «dar la vuelta», «cambiar»…) son fundamentales para que a través de la palabra, vehículo privilegiado del pensamiento, consideremos otras opiniones y, de ese modo (varíen o no las nuestras), en todo caso podamos ver desde otros ojos y ponernos en el lugar de otros. O, por lo menos, respetar su parecer. Confieso que ese ejercicio necesario para la convivencia o simplemente para vivir en sociedad —el de tratar de comprender posturas ajenas— me resulta especialmente complicado cuando se trata del viaje o la lectura: se me hace difícil concebir que haya a quienes se les atragante leer o sientan rechazo ante la perspectiva de un viaje. Claro está que hay libros y libros, y viajes y viajes. Pero me refiero a una aversió...