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PUNTO DE FUGA, El arte de la paciencia, por Charo Guarino

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Se cuenta que a finales del siglo XV —coincidiendo aproximadamente con la rendición de Granada a los Reyes Católicos o el 'descubrimiento' de América en esta parte del mundo—, en Japón, el shogún Ashikaga Yoshimasa (1435 - 1490), envió a China para ser reparados dos de sus tazones de té favoritos, que se habían roto. El arreglo no resultó de su agrado, pues le pareció que las grapas que unían los fragmentos les conferían un aspecto tosco, de modo que recurrió a artesanos que acertaron a usar una técnica que a partir de entonces se consideró todo un arte: el kintsugi (literalmente 'reparación dorada' o 'carpintería de oro'). Coincidió que durante el gobierno de Yoshimasa apareció en el país la cultura Higashiyama —muy influida por el budismo zen—, asociada con la práctica de la ceremonia del té japonesa, el ikebana, el drama japonés nō y la pintura con tinta china, entre otras cosas. Samurái él mismo, favoreció la armonización de las culturas de la Corte Imperial...

CUADERNO DE NAUFRAGIOS. V: Lágrimas en la lluvia, por Vicente Llamas

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Un libro ha sido concebido para perdurar en su historia singular de flor cultivada, casi siempre, con negras sustancias. Un libro es un pasadizo secreto que tiende un vínculo vívido entre lectores, transcendiendo sus propias sombras y sus despojos, suspendido el tiempo opaco que les impide encontrarse. Hallamos, inesperadamente en él, un párrafo o una frase subrayada por alguien desconocido. La auscultamos, concediéndole mayor atención que a otros párrafos suplentes. Nos detenemos a sondear la especial connotación que pudo tener para un lector anterior, quien, como nosotros, recorrió sigilosamente sus rincones, la concreta anatomía de la bestia que ahora despierta de un silencioso letargo, desplegando lentamente su magia. Cierta simbiosis entre dos desconocidos, más allá de sus propios escenarios, de sus épocas.   ¿Qué emoción   impulsaría a un hombre anterior a elegir precisamente esas palabras? ¿Qué inciertas asechanzas, qué azar o qué avatares cotidianos le condujeron a e...

MINUETO. El fantasma, por José Antonio Molina

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Estos días acontece la tradicional visita de los espíritus de las navidades. Rara vez sucede, como en el célebre relato, que vengan tres espíritus en una sola noche por riguroso orden cronológico. Lo normal es recibir a uno, quizá dos. Raramente vienen los tres. El común de los mortales jamás recuerda haber recibido visita alguna. Cuando todos los días son iguales no se añora la infancia. Arrastrado por la corriente, importa bien poco el presente. Sin esperanza de futuro, nada significan las jornadas venideras. Pero descartada la experiencia onírica, el caso es que los fantasmas vuelven y hay cierta casuística al respecto. Es más frecuente la visita del fantasma de las navidades pasadas, seguido en ocurrencias absolutas por el de las navidades presentes; una estadística sorprendente que sugeriría que el fantasma de las navidades futuras no existe en realidad y que este no es sino una invención. Los números y el más frío e irrebatible de los análisis cuantitativos parecen avalar dicha h...

CUADERNO DE NAUFRAGIOS: IV. The Nemesis of Neglect, por Vicente Llamas

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La conjura de los necios, su asalto a la geometría y la teología del mundo que forjaron esforzados espíritus, es más devastadora imbuida de desprecio e ingratitud, porque no es el orden extemporáneo que anhela Naphta, la moral apolínea sustentada en ocluidas categorías que abocan al individualismo anónimo y colectivo , sin organización social, sin servidumbres, leyes ni castigos, la disolución que el excéntrico Reilly ansía con la ironía lineal de una quebrada caricatura y la vida desperdigada por una habitación ambulante.  Me asombra la connotación negativa del calificativo «decimonónico». La ligereza con que se tilda de anacrónicas bajo esa consigna a tantas cosas. Los modernos pedagogos sociales, ufanos colonizadores de estos días ocres, censurando continuamente viejas fórmulas y métodos que juzgan caducos con la impune arrogancia de los ilusionistas. Es una suerte que esta raza goce de tan excelente salud y no esté en vías de extinción… Qué haríamos sin sus oportunas indicacio...

LOGOSFERA. Tormenta y pan duro sin misa, por Isaac David Cremades Cano

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Se ruborizaba con tanta facilidad que incluso hoy puedo visualizar, con suficiente nitidez, sus mejillas a menudo sonrojadas. Era durante los veranos cuando más tiempo tenía para observar esa conducta que, bajo la mirada del niño que yo era, me resultaba bastante divertida. Sobre todo frente a la televisión, principal causante de tales sentimientos, mi abuela era capaz de exteriorizar, como nadie de mi entorno, las turbaciones que esos mensajes audiovisuales le producían. Recuerdo, en especial, aquella publicidad de un desodorante higiénico en el que una joven besaba la axila depilada de un hombre… Le abochornaba seriamente tal propósito y, sobre todo, que los niños pudieran ver esa imagen ralentizada que consideraba tan obscena. Antes de que terminara el verde anuncio, con un ágil gesto de movimientos rápidos y mecanizados, acompañado de la exclamación: “ – ¡Pues, mira, María santísima!”, intentaba calmar bruscamente su sufoco. Ese estudiado recorrido de su mano sobre la frente, luego...