CUADERNO DE NAUFRAGIOS: III. La principita

Los lirones, murciélagos y topos duermen entre los muros o en la hierba, en el patio desierto y triste del castillo Percy B. Shelle y Casi toda la tierra es un fruto ácimo, desgarrado por los colores desquiciados de la guerra, ahogado en los ecos aciagos de su siniestra danza. Vida y muerte no son dimensiones de la farsa narrada por un idiota, son aullidos de perros que laten hondos y las aguas de la noche transparentan. Casi toda la luz es un impulso yermo a través de las cenizas de hogares deformados por los tonos ocres de la pobreza que aguardan en vano el tiempo de la cosecha que devastaron las heladas. Toda la tierra, sus rincones más sórdidos, sus campos baldíos, sus inminentes huracanes, los susurros de los árboles confidente...