CRONOPIOS. El colgante (VII). La carta, por Rafael Hortal

Alguien aporreaba la puerta de la habitación del lujoso hotel de Karima. Alain se despertó sobresaltado. —¿Quién es? —Soy Carole, la guía. El autobús sale en 10 minutos y no esperaremos más. —Ya vamos. Perdón... Bajamos en seguida. Despertó a Bea, aturdida aún, se vistieron rápido y montaron en el autobús sin desayunar. La guía los miraba cabreada por su retraso, pero le proporcionaba unos ingresos extras que no era cuestión de perder por unos minutos. —¿Qué pasó anoche, Alain? -preguntó Bea. —No lo sé, estoy confuso. No recuerdo ni cómo llegamos a la habitación. He comprobado que no nos robaron nada. — Meowri, Salma o como se llame si era real. Hizo que me corriera de verdad. —Y yo, además tengo la boca salada por el cunnilingus que le hice en las termas. —Sentí un placer inmenso juntando nuestros grandes pechos. La guía habló con el micrófono del autobús: —Buenos días, hoy visitaremos la zona de Tombos junto al Nilo. Con nosotros viajan una pareja de jóvenes arqueólo...