EL VERDE GABÁN. Las albas papaveráceas de Cástulo, por Santiago Delgado

En el yacimiento arqueológico de Cástulo, cuando ya se ha dejado atrás la verja que separa el centro de interpretación de los restos de la gran urbe iberorromana, hay dos caminos paralelos. Uno, en alto, perfectamente diseñado y realizado, moderno; y otro, en bajo y más precario, a nuestra izquierda, según entramos. Es el antiguo camino hacia los restos arqueológicos. Lo bordea una hilera de almeces, de escasa copa y altura, que los hace sospechosos de haber sido plantados poco ha. El camino es pedregoso, con caballón en medio, algo asilvestrado de hierbas y similares. Cuando acaba la fila de almeces, hay una olivera solitaria. No es de mucho porte, pero se distingue por su majestad de tronco múltiple y retorcido. Es la indicación de que, a partir de él, y hacia la izquierda, se abre el camino que acaba en el cortijo de la loma que limita el espacio castulano; un cortijo ajeno a la grandeza ibera del yacimiento. Bien, pues en el primer tramo de ese sendero, hay un ribazo, en realidad c...