LENGUA Y LITERATURA. Lítote, por Santiago Delgado

Aunque a simple vista parece el nombre de alguna fruta caribeña de la selva profunda de Costa Rica, se trata de una figura de pensamiento de la antigua Retórica. Cuando yo llegué a la Filología, ya era Estilística. Hoy en día usamos mucho el lítote o atenuación. Son tiempos en los que se rehuye el compromiso y el hablar apodíctico. Por eso décimos: “no está mal”, ante un adefesio, en el campo de la realidad que sea, para no humillar al perpetrador del bodrio. O, ese continúo; “yo diría…”, y estamos diciendo, sin esperar a los parámetros de la forma condicional del verbo usada; todo para eludir responsabilidades. Somos litotéticos. Es un tiempo litotético. La frase adverbial “un poco” se lleva la palma. La ponemos entre el pronombre personal utilizado, y la forma verbal. El caso es quitarle potencia a la frase, valentía. Hoy es tiempo, ya digo, de cobardicas que se esconden detrás del lítote, San Lítote que debían decir algunos. Hablar sin lítotes, o atenuaciones, resulta hasta agr...