Palabras para Diana, por Charo Guarino



El martes 13 de diciembre de 2022 Diana de Paco Serrano, Profesora Titular de Filología Griega en el Departamento al que pertenezco, pocos días después de volver de Estados Unidos donde se representaba una de sus obras, participaba como miembro de la comisión evaluadora de la plaza de Titular a la que concursaba María Ángeles Rodríguez Alonso. Cuenta Diana que ese día se levantó con un fuerte dolor en la parte izquierda de la frente. Terminado el primer ejercicio, al disponerse a coger un vaso la mano giró espontáneamente y se derramó el agua. Quiso ir al baño pero no pudo: la pierna derecha no la sostenía, y su cuerpo no obedecía a su cerebro, como si se hubieran desconectado.


Afortunadamente José María Pozuelo decidió que era urgente llamar a una ambulancia. Todos los signos indicaban que Diana estaba sufriendo un ictus con derrame cerebral. La ingresaron en la unidad de ictus del Hospital Virgen de la Arrixaca y dos semanas después, ya fuera de peligro y estabilizada, la trasladaron a la planta de neurología del Morales Meseguer, donde ha pasado las Navidades más extrañas de su vida, y esta misma mañana, viernes 13 de enero, justo un mes después, ha recibido el alta para continuar con el laborioso proceso de afrontar la recuperación de la hemiplejía del lado derecho.

Recuerdo nítidamente nuestro primer encuentro. Fue en junio del 91, en un curso de Verano de la Universidad de Murcia organizado por algunos profesores de la Facultad de Letras en Mazarrón —entre ellos Francisca Moya (Paquita) y Mariano de Paco. Yo era una flamante licenciada en Filología Clásica. Ella acababa de terminar la Selectividad y estaba en proceso de matricularse en la UMU para iniciar los mismos estudios. Era entonces una jovencita rubia, con ojos color cielo, risueña y alegre, vivaracha, y con un sentido del humor agudo e inteligente. Pese a las vicisitudes de la vida, cualquiera que la conozca estoy segura de que 32 años después la identificaría con esa descripción: el mismo espíritu jovial, la misma fuerza y determinación.

A lo largo de los años han sido muchas las circunstancias que nos han unido, académica y personalmente. Desde 2020 compartimos, junto con Pedro Redondo Reyes, la Presidencia de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Estudios Clásicos en Murcia, y hace un año que somos vecinas en la Facultad de Letras, pues nuestros despachos se encuentran contiguos en el ala derecha (mirando desde la plaza de la Universidad) de la tercera planta del edificio A, muy cerca de donde estuvieron las Áreas de Filología Griega y Latina del Departamento de Filología Clásica en el que ambas fuimos estudiantes antes de doctorarnos y convertirnos en profesoras. Recuerdo cómo lo celebramos una tarde al salir de clase junto a mi amiga Rosa Ortega, así como muchas otras ocasiones en que nos hemos reunido brevemente para charlar o planear alguna actividad compartiendo un vino o una cerveza.

En el año 98 participamos en un encuentro científico organizado en Cuba por los profesores Alina Miranda de la Universidad de la Habana, María Consuelo Álvarez y Rosa Mª Iglesias (Chelo y Rosa), de la Universidad de Murcia y Andrés Pociña y Aurora López, de la de Granada, y tuvimos ocasión de profundizar en nuestra amistad y de vivir experiencias que aún recordamos con una sonrisa, y también hemos recorrido la geografía patria asistiendo a Congresos y Seminarios, todos memorables, desde aquél de Sigüenza, la ciudad del doncel. O hemos realizado estancia pre y postdoctorales en la Universidad de Heidelberg, bajo la tutela del insigne profesor Michael von Albrecht.

Hemos compartido preocupaciones y alegrías, y nos hemos fijado metas sin importarnos lo utópicas que fueran, muchas de las cuales hemos alcanzado, no sin esfuerzo. Las últimas las hicimos ayer: correr la San Silvestre y hacer el camino de Santiago tan pronto nuestros cuerpos nos lo permitan.

Nunca olvidaré el apoyo que me brindaron mis compañeros del Departamento de Filología Clásica cuando solicité un permiso sabático en 2012 para trasladarme a la Universidad de Cornell, en Ithaca (NY), en especial el de Diana, que me suplió en las clases de Mitología de la entonces Licenciatura en Historia del Arte.

Aquella Diana que conocí el verano del 91 sigue habitando casi 32 años después en la mujer que este año alcanzará el medio siglo de vida. Temperamental, imprevisible, generosa, luchadora, tenaz, empática, de un ingenio y una creatividad extraordinarios, que se han visto reflejados en su faceta de dramaturga, premiada internacionalmente y ampliamente reconocida.

Diana se encontraba animada y motivada, ilusionada y satisfecha con el cariño de sus alumnos, que la han elegido madrina de promoción junto a Pepi Fernández Zambudio; preparando la cuarta edición de “Yo conozco mi herencia, ¿y tú?”, que anunció el 12 de diciembre, décimo aniversario de la primera edición, el 12/12/12, que se llevó a cabo gracias a su iniciativa y empuje. Ese momento dulce se ha visto truncado momentáneamente, pero tras un obligado paréntesis en el que ya está dando muestras de su determinación y su coraje, volverá a brillar el sol y la luz que ella lleva en su nombre. Como decía Aristófanes, cuya traducción para Alma Mater estaba a punto de iniciar, “tras la tempestad… llega la comadreja”.

Todos sus amigos y compañeros del Departamento de Filología Clásica, los miembros de la Junta Directiva de la SEEC en Murcia y los componentes de Cannabrevis, grupo amateur de teatro leído que ella misma puso en marcha junto a Santiago Delgado y que debutó con el estreno de sus Menudencias el 12 de febrero de 2014, le transmitimos nuestro cariño y toneladas de energía telepática que la ayuden a fortalecer esos mantras que han de llevarla a alcanzar lo antes posible la plena recuperación de sus condiciones físicas para acometer sus proyectos y volver a ser un orgullo para quienes la apreciamos y admiramos. Saldrá de su crisálida, más temprano que tarde, convertida en mariposa para seguir embelleciendo el mundo con su talento y su arte. ¡Ánimo, Diana!

Comentarios

  1. Muy emotivo, Charo!!! Mucho ánimo

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    1. ¡Gracias! Que no falte el ánimo. Es fundamental <3

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    2. ¡Gracias! Que no falte el ánimo. Es fundamental <3

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