Carta para Diana, por Mariola Pagán

 Mi querida Diana, mi “más” mejor amiga , como tú me dices y me presentas siempre, haciéndome sentir la persona más afortunada del mundo, es un honor poder participar en esta preciosa iniciativa y agradezco de corazón a Charo Guarino que haya contado conmigo, ha sido un placer charlar un ratito con ella después de tanto tiempo sin coincidir.


He pensado mucho qué escribir, y es que son tantas las vivencias, momentos, sentimientos, enseñanzas y confidencias compartidas que resumirlas en unas pocas palabras es complicado, casi imposible, así que he decidido plasmar las que vayan surgiendo en mi mente, sin más. 


Como suelo decir, no sé cuándo te vi por primera vez, pues me consta que éramos muy pequeñas, y fue la amistad de tus padres con mi madre la que nos llevó a nuestros primeros encuentros. El primer recuerdo que tengo de ti es en la playa, allí estábamos las dos, tendríamos unos tres añitos, cantando felices sentadas en la orilla, embadurnadas de una gruesa capa de  protector solar setentero que nos hacía resplandecer y destacaba aún más, si cabe, nuestra blanca piel, desde entonces hemos sido inseparables. En el colegio tenemos mil anécdotas juntas, hasta hemos compartido la primera vez que uno de tus textos, en este caso poesía, fue publicada en un librito autóctono que recopilaba las poesías de los alumnos del Colegio Narciso Yepes, estábamos en segundo de E.G.B, tu “patito” y mi “ sapito”, poesía de culto.


Tu casa y tu familia han sido la mía, y al revés, recuerdo con cariño a tu abuela María (siempre te he dicho que parecía un hada). Me vienen a la mente  los fines de semana en Las Torres cuando por la noche en tu habitación jugábamos con Mariano al “Pantomima” (lleváis el teatro en las venas). Luego llegó Miguel, que años después nos “envitó” a tu fiesta en el minipiso, es un amor, lo adoro. Nacidas para amar frente al espejo, los playback de Romina y Albano “ Felicitaaa…” , Alex y Cristina, Tobakashi naaandeeee, y cómo olvidar “Cuando te asomas a la ventana, miras con ganaaaa….”, qué bien lo hemos pasado, por no mencionar las tardes de conservatorio en clase de Canto coral, que nos llevó a formar el  famoso dúo pianista y soprano que se aplaudían a sí mismas divertidas. Luego llegaron los festivales de Eurovisión, Sensación de vivir, y las Mises. En mi casa, Diana o Diana Ross, como cariñosamente te decía mi padre al verte, eras y eres una más, una hermana más, y como tal, sirva de ejemplo entre miles, protegiste, cobijaste y cuidaste al benjamín en tierra de los Beatles, sin importarte nada más, sabes a lo que me refiero, gracias hermana una vez más. Inma, tú y yo somos tres amigas-hermanas, tres burbujitas, hemos reído y llorado juntas, hemos andado descalzas por el parque volviendo de una noche de fiesta, vivido nuestros amores y desamores juntas, y ahora tienes cuatro sobrinos postizos que adoran a su tita Diana. 


Es cierto eso que dicen que, cuando conoces a una persona, solo con escuchar su voz sabes cómo se encuentra, nosotras nos conocemos tanto que hasta conocemos el significado de nuestro silencio, pero no voy a hablarte del silencio, sino de esas expresiones, frases y motes de los que solo nosotras conocemos el significado, a modo de ejemplo: “ Sonri cogiendo monas”, “Pizza Variante”, “ Estaba con mis amigos y de pronto Movieee record”, “Espero que no te extorsione”, “ Haciendo el Larry”, “los chanclines”  y cómo perseguíamos a “Bicicleto Bonachón”; sabemos quién es  ·”Bola 1”, “Bola 2” y “Palo”, el “ Calabero”, el “Pandereto”, el “Piscinero”, la “ y  tó”, “Dorrrrfiiii”, y una adivinanza ¿quién necesitaba un perigallo para pedirse una copa y pedía unos pantalones y dos cinturillas en la tienda?, por cierto “mi libro lo tengo en la cabeza”, ah “ y si nosotras hubiéramos estado allí, te aseguro que eso no hubiera pasado” (pobre moto).


Acabo de leer lo que llevo escrito hasta el momento y me ha venido a la cabeza “Qué bello es vivir” ,una de mis pelis favoritas, y el personaje protagonista George Bailey, un hombre sumamente generoso, honesto, da sin pedir nada a cambio, ayuda a los demás sacrificando su propio bienestar, es luchador, comprometido con sus ideales, y no es consciente de lo que ha significado en y para la vida de los demás hasta que un aspirante a ángel se lo muestra recorriendo momentos de su vida desde niño, mostrando al héroe que en realidad es. Así eres tú amiga, mi heroína. Mi vida sin que tú hubieras formado parte de ella no habría sido, ni sería, tan feliz, tampoco la de Lola que te adora y presume de su tita que no veas, no es para menos, por cierto las cajas hay que patentarlas ya.


Aunque parezca algo desordenado, como te dije al principio, he decidido ir escribiendo pensamientos y sentimientos conforme van surgiendo en mi cabeza, y me viene a la mente cómo despertó en el Instituto tu amor por las lenguas clásicas, recuerdo con cariño nuestro C.O.U-G y aquel “Salve Lucia”, que aunque a ojos del mundo llevara la firma de la clase y se convirtió en un himno para todos nosotros, detrás de aquella iniciativa y el texto en latín estaba nuestra Diana. Tu pasión por estas lenguas, creció hasta tal punto que decidiste convertirte en profesora y mostrar al mundo lo maravillosas que son, y nadando contra corriente las has defendido y las defiendes llevándolas por bandera y recordando al mundo que son nuestra herencia y no podemos dejarlas morir “ Yo conozco mi herencia, ¿y tú?”.


Diana, qué puedo decir de tu maravilloso teatro, de tus textos, tus personajes, solo una persona como tú, con tu sensibilidad, con tu belleza interior y exterior, con tu fuerza, y con esa preciosa mente privilegiada que Dios (quizás tu dirías los Dioses del Olimpo) te ha dado, podría crear algo tan bello.  Gracias amiga por compartir conmigo todas tus obras, gracias por tus dedicatorias, por llevarme contigo donde vas (el viaje a Madrid de junio pasado fue inolvidable y también se lo debemos al teatro, ya sabes uno por año al menos). Disfruto con cada lectura, adoro ver a tus personajes en escena, celebro como si fuera mío cada premio que recibes. Eres una de las grandes dramaturgas de este siglo, no lo digo yo, lo dicen los entendidos, tu obra se estudia en universidades de todo el mundo, y aún así sigues siendo Diana, sin más, admiro tu humildad, la genialidad es así suele ser discreta y silenciosa, pero querida puedes creértelo un poco, vivimos rodeadas de mediocres que se creen el ombligo del mundo y no han salido de su rodal. 


Amiga del alma, para terminar decirte que te quiero, te necesito, doy gracias a Dios por haberte puesto en mi vida, y también le doy gracias porque estás, sí  Diana, estás, y eres tú, lo sé, lo he visto.



Mariola



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