ESCRITOR INVITADO: Las gatas y los gatos aman las bellas letras, por Soren Peñalver

Desde la infancia, mi afinidad y amor por las gatas y gatos y los libros justifican el título de esta página.

Crecí rodeado de perros. Me gustaban la elegancia y la mansedumbre de los galgos en la retaguardia (mi padre era cazador, menos por deporte que por necesidad). No fue por el temprano alejamiento del mundo rural, contra mi voluntad, lo que me llevó a la afición por los gatos (preferentemente las gatas). La libertad, la soledad y el misterio de los felinos eran mi norma, ya de infante, de enfrentar el mundo, la incógnita de la vida. Los años de exilio, toda mi juventud, me acompañaron, en óptimas o en precarias situaciones, Gersomina, Pamuka, Arizona, Melina, Moustaki, Tristán, Cinara, Safita, Zingarella, Pillastre, Tamerlán, Samisén, Pincelada… En su compañía y beneplácito leo a Hemingway, Natsume Sôseki, Colette, Patricia Highsmith, Doris Lessing, Margarite Yourcenar, Anna Frank, Kathleen Raine, María Zambrano, Elvira Navarro, Clara Janés, Sánchez Dragó, Paco Serrano Lucas… Ellas y ellos, mis escritoras y escritores, poetas, amigas y amigos son, igualmente, amantes de las criaturas felinas.

Recuerdo el momento solemne de la bendición de la mesa, en una comida en casa de una gran poeta, para nada amante de mascotas, y mucho menos de gatas y gatos. Los invitados éramos Clara Janés y yo; y de pronto ella exclamó: “Solo los gatos son sagrados”. Esta anécdota tiene una relación con el nombramiento de un papa del que nuestros anfitriones, la poeta y su esposo, nos hacían las excelencias.

Un perro, a su manera, te cuenta toda su vida. Los que amamos a los gatos no ignoramos que una gata o un gato te dice lo que les interesa. Al contrario que el perro, el gato te elige. Aunque, como indica Doris Lessing en su bello libro gatuno Particulary Cats: “Los gatos necesitan un sitio fijo tanto como una persona que los convierta en suyos”.





Soren con Pincelada, fotografía de Rafel Hortal 

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