Diana y menudencias, Por Santiago Delgado
En algún día de hace unos años, un grupo de amigos y amigas de Diana de Paco, formamos un elenco de teatro leído. Lo llamamos Canna Brevis. Nos inauguramos un día de febrero de aquel año de 2015, la Niña Bonita entre sus guarismos. Lo hicimos con la serie de breverías dialogadas de Diana de Paco, titulada “Menudencias”. Uno de ellos, “El Asegurado”, triunfó en New York recientemente. Los ensayos fueron inolvidables, y el estreno, y demás actuaciones, pasaron a ser hitos del grupo de amigos. Como inicio a la serie, compuse este romance, que magistralmente leyeron e interpretaron Mariano de Paco y Virtudes Serrano. Hoy, como homenaje a Diana, dejo en estas Memorias de Dulcinea aquel romance, en el que se glosaban los personajes, de efímera aunque permanente humanidad, que la perspicacia de Diana y su talento dramatúrgico supieron observar y aun plasmar en papel y en las personas de los actores aficionados que todos fuimos. ¡Gracias, Diana!
Menudencias es la vida
escuchada por la calle
en los mismos días nuestros,
cuando viven los mortales
creyendose que están solos
y no los escucha nadie.
Menudencias son el móvil
y el violento tan salvaje.
El vividor que recauda
y su amantísima madre.
Quien dice tacos y tacos
al hablar, y no lo sabe.
Aquel policía honesto,
que razona tan amable.
El enfermo imaginario,
tenaz, eterno y constante
parásito del Seguro
con su mujer visitante.
Y los pobres desconfiados
que sólo en su engaño caen.
El mediocre lleno de ínfulas
de sí mismo tan pagado,
y ridículo hasta pasarse.
La esposa que al fin descubre
que los hombres son iguales,
sean esposos o amantes,
y aquellas dos maduritas
que por dentro son rivales.
Menudencias es la vida,
escuchada por la calle.
Lo demás todo es silencio
como los versos impares,
que no suenan pero apoyan
la música de un romance.
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