EL VERDE GABÁN. Gracias, Señor, por la Métrica. Por Santiago Delgado
Lo primero que hay que hacer al tratar este tema es reivindicar al ripio. Gracias al ripio tenemos el Tenorio de Zorrilla y la Venganza de Don Mendo, de Muñoz Seca. Además, los raperos de hoy tienen derecho a caviar y champán en chalet de Miami. O sea que mucho más respeto al ripio.
Bueno, pues salvado el debido introito, vayamos con la Métrica. Los poetas de hoy descreen de la Métrica. No se puede escribir sin la Métrica. No existe la Métrica cero. El verso libre no es absolutamente libre, nunca. La expresividad del poeta puede verse malograda por un uso ignorado de la Métrica, que, si bien su autor no advierte, los oídos de mejor aviso, sí. La Métrica no está para olvidarla, como Picasso decía del dibujo académico. La Métrica está para evitar las rimas internas, por ejemplo, en la prosa. Y para muchas más cosas, que no voy a explicar aquí. El personal no sabe medir versos. Y se hace un lío con los diptongos y los hiatos. Y no digamos con las sinalefas y las dialefas, y otros milagros de la Fonética aplicada al verso.
Si se hiciera posible obligar a tener carnet de poeta, cosa absolutamente obscena, en los exámenes pertinentes, habría prueba métrica, claro que sí. Podemos hacer pintura abstracta, pero si no sabemos dibujar se nos nota. Si no sabemos métrica, se notará en nuestros versos.
Yo soy bisexual de Métrica y verso libre. Me bato en los dos frentes y uno se beneficia del otro y viceversa. La Poesía sale donde le da la gana. No le quitemos la oportunidad de salir en los frondosos bosques métricos.
Interesante reflexión. Para saltarse las reglas, es necesario conocerlas
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