PUNTO DE FUGA, ¡Ánimo!, por Charo Guarino

Esta semana, en una de las sesiones de ‘Aquagym’ a las que procuro asistir con cierta asiduidad para coadyuvar a la rehabilitación de mi pierna, la monitora pronunciaba un entusiasta «¡ánimo!», mientras con la palma de la mano abierta hacía ademán de golpearse suavemente el centro del pecho. No son casuales ni la palabra ni el gesto referido que, junto a una amplia y alentadora sonrisa, usaba para insuflar aliento entrel as participantes. Que el estado anímico influye en la salud queda fuera de toda duda, como está claro que las personas antes o después acaban siendo víctimas de circunstancias desfavorablesm antenidas en el tiempo, situaciones que hacen mella en el espíritu y debilitan y confunden el sistema inmunitario, la defensa con la que cuenta el cuerpo para luchar contra potenciales infecciones y que a veces termina luchando contra sí mismo como cuenta la mitología griega ocurrió a los autóctonos con los que hubieron de los héroes Cadmo o Jasón en sendos episodios cruciale...