AMIMANERA, Siete canciones (II), por Juan Ángel Sánchez






Mi amigo cariñosamente ha insistido en que le siga recomendando canciones. El retorno o feedback que he atisbado por redes y otros medios más personales es de división de opiniones. Unos han apreciado estas obras, otros me han expuesto razones sobre la escasa calidad musical de estos grupos si los comparan con los que les gusta a ellos tipo Metallica, Halloween, Iggy pop, Radio Futura o Héroes del Silencio. Las dos reacciones me alegran y extrañamente comparto. Por un lado creo que estos grupos beben de todos los anteriores (logren llegar a imitarles decentemente o no). Por el otro me importa bien poco que lo logren o no. No pretendo una comparación entre bandas actuales y clásicas porque la cultura, ya sea musical, interpretativa o escrita, siempre suma aunque sea una bazofia y nos enseñe lo que no nos gusta. El debate es sano y todas las opiniones deberían ser respetadas sobre todo cuando se trata de gusto musical o artístico. Paso a exponer algunas canciones que no tienen que agradar a todos necesariamente.

Aristóteles distinguía entre muchos tipos de amistad. Una de ellas es la que denomina amistad por placer. Su principal característica es que los que procesan este tipo lo hacen porque esa otra persona le proporciona ese disfrute. Perdura mientras dure ese deleite. De esto va el primer tema que os propongo. ‘Los amigos que perdí’ de Dorian (tienen una versión recomendable con Santi Balmes de Love of Lesbian). Relata los vaivenes de la juventud. Las noches que enredan y muestran sobre todo a saber quién va a seguir contigo el resto de tu vida y quién se esfumará con el tiempo aportando esa experiencia. Seguro que si hubiera sabido esto por aquellos años me hubiera ahorrado muchas desazones pueriles.

Copacabana’ de Izal es una de esas melodías que no te esperas. Hay que estar atentos al estribillo que interpretan en tono bajo la primera vez y va in crescendo hasta llegar a perder la voz si la cantas a la vez. “Es un parpadeo, un rápido destello, un rayo de sol…que deja ciego, cambia en un instante la forma en que los cuerpos toman aire, y para el tiempo…”.

Tierra’ de Xoel López, es de esas temas melancólicos que es mejor no escuchar cuando alguna broma de esta vida te ha azotado con fuerza recientemente. La calificación sería no apta para personas extremadamente sensibles. Dicho esto, es tan hermosa como la tristeza que nos hace aceptar los sinsentidos que nos propone este mundo.



“Y no me da la gana de pensar que nada es para siempre, si esta canción se acaba que acabe el mundo para todos, todos somos nada; sin las palabras, dime, ¿qué nos queda?

Y vuelven algunas rimas a mi mente cansada, partes de guiones que creía olvidadas, melodías que una vez pensé que iba a perder, se tornan ahora bellas y valientes sinfonías, hace tiempo que yo ya me fui, yo siempre me estoy yendo, pero siempre estoy contigo, aunque a veces pienses que no hay nada, cuando me quedo mirando como si estuviera ausente, es porque estoy viajando, no pienses que voy a perderme…



Sí, ya sé que el mundo seguirá girando cuando ya no quede nada, y nosotros vaguemos por la historia como simples hombres solitarios, reyes que perdieron todo, todo lo que tanto amaban por quererlo demasiado…”.



Solo quiero bailar’ de Zenttric. Muy pegadiza y un poco naif. Frescura que no está de más; necesaria para el entretenimiento que es muy importante para el ser humano. Siempre han habido este tipo de grupos en el panorama musical en español como Modestia Aparte u Hombres G que tienen su público y son necesarios.



Como si fueras a morir mañana’ de Leiva. He de confesar que no me hacía mucha gracia con Pereza, pero este tema me engancha por eso de hacer algo sin importar las consecuencias; esas que a nuestra edad casi siempre joden la velada por exceso de recuerdos resacosos que nos amedrantan.


Y para los nostálgicos, o mejor dicho, para los que aún creemos que en una edad adulta se pueden hacer cosas importantes en esto de la música. Los colosales Coque Malla e Iván Ferreiro hacen un dueto extraordinario en ‘Me dejó marchar’. Es como una clase de interpretación en la que se puede decir una frase de cincuenta maneras diferentes. Y nos hacen sentir mil cosas distintas. Emoción, desesperación, aceptación, etc. El vídeo en directo no puedo ni describirlo.


Termino con la obra que creo que traspasará los muros del tiempo. Dentro de veinte años será un tema de culto y fue la canción que hizo que me intrigara el pop rock español actual. ‘Los días raros’ de Vetusta Morla, cambia de ritmo; la letra es conceptual y se ajusta a la música magistralmente “bailando como un lazo en un ventilador”. Es como ese amor que sientes por alguien que te obliga ver la vida a través de hormonas y sustancias que provocan bienestar. Recomiendo la versión que hacen con la Orquesta Sinfónica de la Región Murcia en el homenaje al terremoto de Lorca de 2011.




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