NOVEDADES DE DULCINEA: Poesía para mi vida, por Carmen Pujante

 


Quisiera compartir unas líneas que forman parte de “Poesía para una vida”, mi contribución incluida en el catálogo de la exposición sobre Dictinio de Castillo-Elejabeytia, que estará hasta el mes de septiembre en el Archivo General de la Región de Murcia. 

Polígrafo empedernido, en las últimas páginas de casi todos sus libros se anuncian libros inéditos, que albergarían poemas que pudieron ser publicados en sus dos libros últimos. Pero son muchos más los que él estuvo corrigiendo sin cesar hasta sus últimos días, tal como se puede comprobar curioseando en su rico archivo, repleto de textos, manuscritos y mecanuscritos, ordenados y reordenados en diferentes series dentro de nutridas carpetas, acumuladas desde los años 60 hasta los 80 (décadas en las que el poeta escribe pero no publica libros). En esas carpetas, aunque algunas veces se puede leer algo como “Estos no” escrito a mano, lo cierto es que se guarda prácticamente un poema por día. Incluso, entre sus igualmente numerosas autorreferencias críticas, Dictinio de Castillo-Elejabeytia se llega a referir a Diario sin fechas, “poemas en prosa, en metros variados y con verso libre a los que pertenecen los dados en página central por Sazón y aparecidos en el primer número de Dabo. Es un libro en marcha”. Quede excusada, pues, esta antológica selección que lo que busca es dar a conocer al poeta a través de su obra. 

Vuelo hacia dentro data de septiembre de 1987 y lo publica la Editora Regional de Murcia: desde el ámbito regional tiene lugar un gesto de reivindicación de la obra de quien tantos años vivió en Murcia, un gesto que bien apreciaría el poeta, que fallecería un mes más tarde. Dedicado a Encarna (su mujer) y con una cubierta cuya estética refleja el cambio de los tiempos, el libro incluye una entrevista a cargo del profesor Franz Rauhut que contribuye indudablemente a conocer mejor al escritor, que no esquiva, por ejemplo, ni el tema de la Guerra Civil, ni la definición de su espíritu religioso ni tampoco su poco aprecio por “las poetologías”. Tal como se anuncia en la contracubierta, en esa obra se va a leer lo más íntimo del poeta, lo escrito por él a partir de los años 60 desde su residencia en Alemania y desde diferentes partes. En efecto, aunque redundan sus temas predilectos, como el mar y la soledad, se hacen presentes con un tono más íntimo o melancólico y con una forma más breve o fragmentaria que alterna con otras composiciones de corte narrativo. La primera parte se titula “El equilibrista”, compuesta por una sección homónima junto a otras, a saber, “Caminos” y “Vivido en Alemania”: así es como mejor queda retratado el poeta en sus últimos años, como un equilibrista que no deja de viajar y vivir. Pero a los ochenta años ya cumplidos también dedica otra sección, la segunda, a “Tumbas y elegías”, que subsume otras como “Elegía de los años infantiles”, “Tres poemas para niños muertos” y “Versos de un cumpleaños”. Se sumarán “Dos elegías”, las que componen la tercera parte, junto con sonetos y sonetillos, una de las estructuras poéticas de su predilección desde los inicios. Se leen poemas dedicados a su hija Mari Carmen, a sus hijos Blanca y Hans, a su nieto Daniel y a sus nietos renanos o a su padre (fallecido en diciembre de 1936), junto a otros como “En el cincuentenario del dieciocho de julio”, “Nana de una madre para un hijo muerto”, “Ítaca” o “Tumba de Antonio Machado” (poeta homenajeado, como lo serán Federico García Lorca o Miguel Hernández en otras composiciones incluidas). De entre todos estos textos escritos al final de la vida, no podía destacarse otro que el titulado “Autorretrato”: 


Dejo pasar el río sin beber

y luego cavo un pozo en el desierto,

cuando llegan los vientos favorables

no está mi vela izada,

levanto catedrales sobre arena

y en vez de ir por la senda más segura

corro por un alambre sin sombrilla.


No hay duda que así soy yo.


Pero ese mismo año de 1987 también veía la luz de la imprenta otro libro, O espello das brétemas e outros poemas, compuesto de poemas escritos en lengua gallega. Sin duda, una satisfacción hondamente personal se despertaría en un gallego que había vivido casi toda su vida lejos de su tierra pero que no había dejado de escribir en esa lengua en alternancia con otras tantas que dominaba. Algunos de los poemas de este libro ya habían sido publicados en Lirios de Compostela. Por lo personal y significativo que puede aportar, se allega este representativo poema titulado “Contigo polas ruas”


   Ti pregando ante a Virxe da Corticela

e ante o louro Santiago do altar maior,

polas ruas e prazas de Compostela

xa camelia, xa rosa, xa hortensia en fror.


  Ti conmigo no craustro da Colexiata

e na Algalia de Arriba, onde vivín.

Ti a quen nunca de tuno din serenata,

a violeta máis pura do meu xardín.


   Da guerra e a posguerra no máis tremendo

compartiches as dubias de cada día

e agora cando a ruta vai descendendo 

eres miña alegría, toda a alegría. 


Valga, pues, ese recorrido desde el final hasta el inicio de la poesía escrita y sentida por Dictinio de Castillo-Elejabeytia, quien a través de ella no deja de recordar a su tierra y sus seres queridos, ni de apreciar la tierra de acogida, ni de identificarse con el mar y la naturaleza. Porque, ya lo dice en sus versos, esté donde esté, escriba lo que escriba, él se siente, ante todo, mar en movimiento. 

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