EL ARCO DE ODISEO. El club de los 27, por Marcos Muelas






“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”


Cada vez que oímos esta célebre frase siempre la asociamos a la estimulante vida de una estrella del rock. Hoy vamos a recordar a aquellos músicos que abandonaron prematuramente este mundo para convertirse en leyendas inmortales de la música. Estas terribles pérdidas tuvieron lugar a causa de vidas desenfrenadas y caóticas mezcladas con alcohol y drogas. Y fueron precisamente esas sustancias las que precipitaron su caída. En algunos casos murieron por consumo abusivo, en otros más tristes, suicidio. Con esta entrada nos viene a la cabeza el mítico club de los 27. Formada por jóvenes artistas que detuvieron su existencia a esa corta edad.


Y lo hicieron en la cresta de la ola, con millones de fans por todo el mundo que coreaban sus canciones. Fans que trataban de imitar a sus ídolos y los endiosaban en el altar máximo de sus vidas. Eran brillantes, jóvenes y atractivos. Genios adelantados a su tiempo que tenían al mundo rendido a sus pies. Todos ellos marcaron una época y una forma de entender la música. Vivieron en este mundo solo durante 27 años, pero les sobró para convertirse en inmortales. Se convirtieron en rebeldes y excéntricos ídolos de nuestros padres, que años después, heredamos las siguientes generaciones.


No podemos hablar de este funesto club sin que nos venga a la cabeza Jim Morrison, vocalista de The Doors. Jim alternó su talento como músico con una carrera cargada de escándalos. Su actitud polémica hizo que se convirtiera en la primera estrella de rock que fue detenida sobre el escenario, en plena actuación. Durante años consumió estupefacientes de forma autodestructiva. Con apenas veinticinco años, y en lo más alto de su carrera, ante la posibilidad de ingresar en prisión por sus altercados, se trasladó hasta París. Alli dejó de lado la música para dedicarse a su otra pasión, la poesía. En 1971, su cuerpo sin vida fue encontrado flotando en la bañera siendo este el final de una prometedora carrera con tan sólo veintisiete años de edad. La tumba de Jim, ubicada en el cementerio de Pére-Lachaise de Paris, sigue siendo un lugar de culto y visita obligatoria. Los que hemos tenido el placer de visitarla nos encontramos con un sinfín de ofrendas en forma de fotos, botellas de whisky o cartas. Un pequeño rincón de paz para un alma revolucionaría.


Otro destacado miembro de este club fue Jimi Hendrix, brillante guitarrista y cantante. Con una corta carrera artística que duró sólo cuatro años le bastó para convertirse en una de las mayores influencias del rock. Hendrix se convirtió en la principal atracción del inolvidable festival de Woodstock del 1969. Tristemente, su fama iba de la mano del abuso de las drogas y el alcohol, que en ocasiones, acaba en ataques violentos. Estos hechos le valieron diversos problemas con las fuerzas del orden. Todo ello aceleró el fin de su vida. En 1970, tras una noche bañada en alcohol y drogas, Jimi murió ahogado por su propio vómito. Una muerte indigna para una estrella de su tamaño.


Janis Joplin fue un icono del movimiento hippie. Con su música se convirtió en la primera estrella del rock femenino cuya influencia llega hasta nuestros días. Nuevamente, las drogas fueron la causa del fin de otra vida exitosa. El destino quiso que falleciera dos semanas después que el maestro Hendrix, también a los 27 años de edad.


Unas décadas después, en 1994, recibimos la terrible noticia del fallecimiento de Kurt Cobain, precursor del movimiento grunge. Kurt revolucionó el panorama musical con su banda Nirvana. Una generación entera se sintió reflejada con sus letras cargadas de melancolía y descontento social. Al igual que sus predecesores, las drogas y los escándalos se hicieron una constante en su vida. Sumergido en una depresión y otros problemas fruto de sus adicciones, se quitó la vida, también a la edad de veintisiete años.


Más recientemente, en 2011 nos dejó Amy Winehouse. Una voz privilegiada encerrada en un frágil cuerpo que acabó tomando muy malas decisiones. Depresión, trastornos de la conducta alimentaria y una fuerte adicción a las drogas aceleraron el final de su prometedora carrera. Abandonó este mundo a manos del alcohol, como no, a la fatídica edad de veintisiete.


La lista del Club de los veintisiete abarca a numerosos artistas más, entre los que se encuentran también escritores y actores.
Todos con algo en común. Estuvieron en este mundo solo durante veintisiete años, pero les bastó para convertirse en inmortales. Os dejo con la celebre frase de Blade Runner donde Joe Turkel recuerda su fugacidad al androide interpretado por Rutgerus Hauer: “La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo, y tú has brillado mucho, Roy”.











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