EL ARCO DE ODISEO. Un futuro imperfecto, por Marcos Muelas




Ya hace más de 23 años que empezó el siglo XXI... y francamente, me siento algo defraudado. ¿Dónde están los coches voladores? ¿Por qué no hay vuelos interplanetarios Murcia- Saturno? ¿Y qué hay de los androides de aspecto humano que adquieren conciencia propia hasta convertirse en una amenaza?

Quizá sea culpa mía, por haber sido un adolescente que creció devorando libros y películas de ciencia ficción. Me gustaba asomarme a esa ventana ficticia, confiando en que estaba contemplando destellos de posibles futuros alternativos que acabaríamos viviendo.

Pues bien, han pasado varias décadas desde entonces y al parecer estas obras no fueron tan visionarias como yo esperaba.

No podemos echar la culpa a los autores de mediados del siglo XX, que dejaron volar su imaginación, entusiasmados por los constantes avances científicos que vivieron en sus épocas.

¿Acaso las predicciones del escritor Philip K. Dick fueron erróneas? Me imagino a Philip, siguiendo expectante la carrera espacial en los años sesenta. Quizá, inspirado en ese gran salto de la humanidad, creó un futuro plagado de increíbles avances y viajes intergalácticos.

Cuando Isaac Asimov creó las Tres Leyes de la Robótica hace ya ochenta años ¿Creería estar viendo nuestro presente plagado de robots preocupados por tener un alma?

Por aquel entonces, Arthur C. Clarke escribió 2001: Odisea en el espacio, un año antes de que Neil Armstrong diera sus primeros pasos sobre la superficie lunar. No creo que le resultara difícil especular que treinta y pocos años después, la humanidad sería capaz de viajar hasta Saturno.

Y de nuevo encontramos referencias a inteligencia artificial, HAL 9000, algo tan común entre los escritores coetáneos: Asimov o Dick.

Sin duda, estos tres autores fueron los que marcaron la tendencia en el cine actual.

En 2004, se estrenó Yo, robot, película plagada de efectos especiales e interpretada por el oscarizado Will Smith. La adaptación del film con respecto a la historia de Isaac es bastante libre. Lo que sí que deja patente son las tres leyes de Isaac, que impuso a sus personajes robóticos protagonistas de sus posteriores obras:

Primero, un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

Segundo, un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.

Y por último, un robot debe proteger la existencia en su misma medida para no autodestruirse en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

Pues, bien 70 años después de la publicación de la historia y casi 20 de la película, el único robot que conozco es el de cocina y el aspirador autónomo. Ambos ciertamente deficientes si lo que quieres es tener una charla trascendental. Y si tienen conciencia o

alma, no me lo han hecho saber.

Las predicciones de estos escritores de cómo iba a ser el futuro (nuestro presente) no fueron muy acertadas.

Esto me hace pensar. ¿Cuáles son los inventos más significativos de las últimas décadas? Sí, podríamos hablar de los teléfonos móviles. Ese dispositivo que nos proporciona un ordenador, el amplio conocimiento de Wikipedia, cámara, televisión y más cosas. Pero, la mayoría utilizamos tan brillante artefacto solo para nuestro entretenimiento.

No puedo dejar de imaginar qué hubiera ocurrido si las grandes mentes del último siglo hubieran tenido uno de estos artefactos a su disposición.

Si Albert Einstein, Nicola Tesla, Richard Feynman o Stephen Hawking se hubieran servido de la información que tenemos en los móviles actuales ¿habrían conseguido que sus aportes a la humanidad hubieran sido mayores? ¿Habrían logrado cambiar aún más el mundo? ¿O quizá hubieran sucumbido al entretenimiento de estos aparatos?

Es probable que Einstein se hubiera enganchado a un maratón de series y dejado de lado su teoría de la relatividad. Tal vez Hawking hubiera estado más pendiente de cuántos seguidores tenía en las redes sociales que desarrollar sus teorías.

Y de verdad que me cuesta creerlo. Actualmente en el planeta somos casi 8 mil millones de habitantes.

La mayoría tiene posibilidades de ir a la universidad y posee acceso total a la información global que nos da Internet. Y aun así, tengo la sensación que nuestro potencial no está siendo explotado como es debido. Tal vez, las mentes más prometedoras estén quedando atrapadas en el limbo del entretenimiento, quedando adormecidas e incapaces de pensar en los avances que podrían construir.

Y aquí seguimos. Mi coche sigue quedándose atascado en el tráfico, los avances espaciales están estancados e Internet sigue yendo lento.

Vuelvo a repetirlo, estamos en el siglo XXI y me siento estafado.






Comentarios

  1. Efectivamente, en el siglo XXI han sucedido cosas sorprendentes en el ámbito social y político, pero no en tecnología.

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  2. Ciertamente estoy convencida que la humanidad ha entrado en una irrefrenable involución autodestructiva... La base del "crecimiento" se basa en la evolución de un mundo virtual que no aporta nada y solo se basa en el divertimento sin fundamento... Yo también estoy profundamente defraudada... Gracias por el aporte querido amigo

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