EL VERDE GABÁN. Memoro a Fernando, por Santiago Delgado




No, yo no conocí personalmente a Fernando Sánchez Dragó. Aunque el título pueda hacer pensar lo contrario a quien sea. Pero escojo ese título porque lleva muchas oes, y a mí me da la gana de valorar las oes, en un ejercicio de pura independencia como los que él acostumbraba  llevar a cabo. Porque su lección fue la de la independencia personal. Fue, dicen mujeriego, estudioso y de palabra fácil. Y los dioses de guardia del día en que nació lo bendijeron con una sonrisa eterna, que nunca abandonó su rostro. 

Una vez, lo interpelé. Fue en la librería Fontanar, hoy extinta, en la Plaza del Romea, junto a la iglesia de Santo Domingo. Hoy en su exterior, florecen terrazas de café y tertulianos de media mañana. La ocasión la vino a dar su gira por España sobre su libro iniciático “Gárgoris y Habidis”, una Historia Mitológica de una piel de toro anterior a los griegos, y sus olímpicos. Él la llamaba Mágica. Una obra que fascinó a muchos, a mí por lo menos.



Fernando Sánchez Dragó


Supe coger la vez en el tumulto de asistentes al mitin literario, y le pregunté:

–¿Qué es lo más difícil de escribir?

Le interesó la pregunta, y respondió, exacto y preciso.

–Eliminar las rimas de la prosa. 

Abundó más en la respuesta, pero fue suficiente para mí. Primero, no dijo “las rimas internas de la prosa”. La prosa no tiene interiores, ni exteriores. El verso sí: tiene un exterior, el final de verso, y todo lo demás es interior. En la prosa, debido al fuerte vocalismo del latín vulgar y del vascuence, los dos padres del castellano, sucede que rimas en asonante, sin darte cuenta. Desde entonces, he desarrollado técnica de detección y eliminación de las tales. Cada vez que procedo, veo su sonrisa de maestro benevolente, congratulado por el esfuerzo del alumno.

Y, por eso, hoy, memoro a Fernando. 


Comentarios

  1. Eso es verdad, ya lo dice lo de "sin haberlo yo pensado, me ha salido un pareado".


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  2. Absolutamente nuevo para mí ese consejo del señor Dragó. Y también tu aportación "El verso sí: tiene un exterior, el final de verso, y todo lo demás es interior". Ahora a reflexionar.

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