EL ARCO DE ODISEO, Lovecraft, Más allá del muro del sueño, por Marcos Muelas




¿Y si al dormir nuestra consciencia atraviesa la fina barrera de la realidad y nos transporta a otro mundo? ¿Por qué cuando soñamos nuestra mente deforma la realidad? ¿Acaso es la fuerza de nuestro subconsciente la que nos arrastra a pensamientos ocultos? No puedo evitar preguntarme si los sueños son el resultado de una indómita imaginación o en verdad una ventana a mundos alternativos al nuestro.

Quizá estas mismas preguntas danzaban en la mente de Howard P. Lovecraft cuando escribió el relato “Más allá del muro del sueño”.

El escritor americano desarrolló esta pequeña obra que acabaría engrosando su ciclo onírico. La obra, escrita en 1919 no pasa de moda y bien podría desarrollarse en la época actual.

Lovecraft pone voz a un trabajador interno de una institución mental que un día recibe un paciente que lo cambiara todo. Joe Slater es un hombre de cuarenta años que vive en las montañas junto con otros campesinos. Al igual que sus vecinos, que viven aislados de las ciudades, no ha tenido acceso a ninguna educación ni sabe leer o escribir. Aparentemente un hombre simple que dedica la mayor parte del tiempo a trabajar duro para sobrevivir. Joe llegó hasta institución cargado de cadenas y fuertemente escoltado haciendo patente lo peligroso que podía llegar a ser.

Según habían contado quienes lo conocían, Joe solía dormir mas de la cuenta y al despertar narraba historias disparatadas a todo aquel valiente que quisiera escucharlas. Esas historias, carentes de sentido, perturbaban los corazones de sus iguales. Sus historias se volvían más aberrantes conforme pasaban los años, haciendo patente la disminución de la cordura de Joe a pasos agigantados. Tal fue así que un día despertó con gritos tan salvajes que atrajeron hasta su cabaña a numerosos curiosos. Joe surgió de su cabaña, fuera de sí mientras gritaba cosas incomprensibles en actitud amenazante. Dos hombres intentaron calmarlo, pero estaba fuera de sí. Se arrojó sobre uno de ellos y lo atacó con furia animal. Los presentes huyeron despavoridos dejando a la víctima a merced de Joe.

Pidieron ayuda al sheriff que formó una batida para encontrar al asesino. Tardaron solo unos días en encontrarlo, durmiendo en el hueco de un árbol. Slater fue conducido sin resistencia al centro penitenciario, donde reconoció no recordar los hechos. A los pocos días de su encierro despertó con un nuevo ataque de furia que hizo necesario la intervención de varios carceleros para poder reducirlo. Fue juzgado por el crimen de asesinato y se determinó que su estado de demencia hacia necesario internarlo en la institución psiquiátrica.

El protagonista y narrador de esta historia, cuyo nombre no se desvela, nos cuenta como fueron sus estudios sobre la conducta de Joe. Determinó por sus historias que las visiones que tenía el paciente durante sus sueños estaban muy lejos de ser producto de su imaginación. Con su limitado lenguaje trataba de explicar visiones de lugares demasiado complejos para su entendimiento. El protagonista llega a la conclusión que Joe, de alguna forma inexplicable, viajaba a otro mundo durante sus sueños. Allí, cada noche Slater se encontraba con algún tipo de entidad peligrosa que se había convertido en su Némesis. Parecía que la única razón existencial del paciente fuera acabar con su enemigo.

El narrador desarrolla una compleja maquinaria con la que espera poder ver los sueños de Joe. Cree que la escasa capacidad de vocabulario y entendimiento del paciente le hace incapaz de trasmitir sus visiones y esa impotencia se convierte en furia. De alguna forma consigue entrar en sus sueños y no solo ve el mismo mundo fantástico que el atormentado anfitrión sino que descubre la entidad que representa Joe allí. En ese mundo Slater no es un simple campesino analfabeto, sino una entidad que ha viajado durante eones para enfrentarse a su eterno enemigo.

Esta es otra inquietante obra de Lovecraft, creador de títulos inmortales como “La llamada de Cthulhu” o “En las montañas de la locura”. En cada una de ellas respiramos la influencia de Allan Poe, Robert Howard o incluso Julio Verne. Adelantado a su tiempo, compuso esta historia donde mezcla terror y ciencia ficción. Una historia que pone en duda los sueños de cada individuo haciendo que nos preguntemos que ocurre cada vez que soñamos. ¿Nos preguntamos acaso porque no podemos leer mientras dormimos? Intentad mirad un reloj la próxima vez que estéis soñando y descubriréis que nuestro cerebro es incapaz de hacerlo. Sin embargo, en esos momentos oníricos somos capaces de creer que podemos volar o incluso nos encontramos con familiares fallecidos y charlamos con ellos con toda naturalidad. ¿Por qué casi nunca recordamos los sueños? ¿Puede ser que nuestra mente atraviese un agujero de gusano cada vez que dormimos? Si es así, lo que creemos que son sueños sean una ventana a otros mundos alternativos, tan reales como el nuestro. No lo pienses mucho, en cualquier momento sonará el despertador y habrás olvidado todo otra vez.




Comentarios