ALAS DE MARIPOSA, Adela III, por Gedi Máiquez





               

  Tres sacerdotes con gesto ceremonial, se disponían a oficiar la misa funeral por el alma de doña Angustias. El color morado de la casulla que portaban los tres ministros de Dios, destacaba sobre el alba impoluta, de la que asomaban primorosas puntillas por las anchas mangas de la vestimenta clerical. Doña Angustias, en su desmedido fervor religioso, había contribuido con sus manos y con su dinero a elaborar magníficamente los trajes que lucían los siervos de Cristo. En el costurero, las pías y a veces arpías feligresas, cosían primorosamente los manteles de fino lino que cubrían el altar mayor. A la vez, iban dando puntadas sin hilo a la vida del pueblo, en la que Adela, en su momento, fue protagonista. El impresionante retablo mayor de la Iglesia de San Miguel hacía las veces de telón de fondo para los actos que iban a comenzar.


  In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen. Introibo ad altare Dei. El padre Fermín comenzó la eucaristía con el recogimiento que le caracterizaba. A sus casi cuarenta años conservaba el porte digno que siempre le había caracterizado y tras su paso por la ciudad vaticana, solicitó volver a su pueblo natal. Diluida en el tiempo quedaba su anterior vida.


En el primer banco de la iglesia, vestida de riguroso luto se hallaba Adela. A su lado, su padre miraba discretamente al oficiante de la eucaristía. Fratres, agnoscamus peccata nostra, ut apti simus ad sacra mysteria celebranda, entonó el padre Fermín mientras sus pensamientos iban nerviosos  a la Nochebuena de 1909. 


La envergadura de doña Angustias inundaba todo el salón. El servicio acataba las órdenes dadas para que todo estuviera en perfecto orden para la tan ansiada noche donde las familias de Adela y Fermín disfrutarían del encuentro previo a su enlace matrimonial, dispuesto para ellos cinco años atrás. 

Adela, sentada a los pies de la cama de su dormitorio, miraba absorta el delicado vestido de novia, confeccionado primorosamente en seda y encaje de Chantilly por las pías costureras y que colgaba de una percha esperando que le diesen un protagonismo el cual se estaba haciendo de rogar.

 -Madre, no voy a casarme- los ojos de doña Angustias se incendiaron de rabia y la bofetada no tardó en llegar. - No digas estupideces, Fermín es un buen partido, así lo pensamos tu padre y yo, es en lo poco que estamos de acuerdo. -Además, qué van a decir en el pueblo- sentenció altiva la madre. Adela sin levantar la voz se impuso a su madre con la mirada. Entre sorprendida y temerosa por la reacción de su hija no le quedó otra elección que echar un paso atrás. -Madre, no quiero ser una infeliz como tú, Fermín y yo hemos decidido no casarnos- las palabras de Adela fueron aguijones certeros en la coraza de Angustias, pero esta consiguió reponerse para indicar: -Si no te casas, para mí estás muerta- sentenció. Afirmando seguidamente,  la cena se servirá a las ocho.


Caía la noche cuando Adela abrazó a María susurrandole cariñosas palabras con las cuales calmar la inquietud de su nanny. Su ligero equipaje contrastaba con el peso de su corazón, sabía que hacía lo correcto pero el miedo se estaba apoderando de ella. Fermín la esperaba a la vuelta de la esquina como habían acordado. Su semblante le hablaba también del sufrimiento por el cual estaba  pasando, dar el paso para sincerarse con ella le había dado mucha paz pero también sabía el coste de su confesión. - Adela, gracias por liberarme de esta carga- declaró Fermín cuando puso en marcha el coche que los conduciría a Sevilla. -Gracias a tí por darme la posibilidad de empezar de nuevo- le contestó Adela, acariciando su rostro suavemente como había hecho tantas veces, y mirando hacia el frente sentenció, - a mi nunca me amarías como lo amas a él.


 Benedicat vos omnipotens Deus, Pater, et Filius, et Spiritus Sanctus. Ite, missa est.


Continuará…

Comentarios

  1. Maria F. Sánchez31 de enero de 2024, 6:38

    Intenso, detalle a detalle. Qué historia tan hermosa y humana.
    Deseando leer el próximo capítulo.
    Muchas gracias por estos momentos.

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