PASADO DE ROSCA. Tamales de chivo. 6.- Flori, por Bernar Freiría


 


—Mujer, Flori, tampoco te pongas así. En realidad, las dos somos víctimas de nuestro matrimonio, si te fijas. A las dos ha sido nuestro marido el que directamente nos ha empujado a perder lo que teníamos. Tú y yo tenemos que estar unidas. Ya me doy cuenta de que a las dos nos han engañado, en eso te doy la razón.

—Mira, Chon, yo no quiero sentirme una víctima el resto de mis días. Es cierto que he perdido cosas, pero a cambio he ganado otras. No vivo en la abundancia que vivía y ahora tengo que hacer cuentas y equilibrios para llegar a fin de mes. Sin embargo, ahora soy más libre. No era del todo consciente de que vivía en la mentira, pero una vez que lo descubrí, me siento liberada. Había renunciado a mi profesión, creía que para siempre, y la he recuperado. No soy ninguna eminencia, más bien soy una profesional del montón un poco oxidada por tantos años sin ejercer, pero vivo de un trabajo que me gusta, soy dueña de todo lo que me permite lo que queda de mi sueldo y eso me produce sosiego. Trato de estar en paz con mi pasado y mirar al futuro con tranquilidad. No sé si lo voy a conseguir algún día. Supongo que se necesita que pase el tiempo para que pueda acabar sintiéndome bien y con todas mis cuentas saldadas. Te repito que me considero estúpida por haber hecho el papelón que hice. Vivir como la orgullosa mujer de un hombre rico, cuando mi marido era un tramposo con delirios de grandeza capaz de estafar hasta a su madre y de dejarla en la calle con tal de mantener el engaño un poco más de tiempo… eso es algo por lo que no puedo más que sentir profunda vergüenza. Espero que algún día esa vergüenza se haya disuelto como una mancha de vino en un mantel lavado muchas veces.

—Pues ojalá que lo consigas. Lo que yo siento en este momento todavía es mucha rabia, no lo puedo evitar. Desde los 14 años trabajando para nada, todo perdido. Espero también que el tiempo la apacigüe. Anda dame un abrazo.

Comentarios