PUNTO DE FUGA, Barbarie y civilización, por Charo Guarino
Ayer, viernes trece de octubre de 2023, la llamada de Hamás a un ‘viernes de la ira’ como respuesta a los actos brutales que desde el día siete enfrentan a israelíes y palestinos han puesto en situación de alerta máxima a todo Occidente ante la amenaza explícita de una ‘yihad global’. Por su parte el ejército israelí hizo caer una lluvia de octavillas sobre Gaza con la orden de evacuar el norte de la franja en el plazo de 24 horas con el fin de evitar muertes de civiles, que se vienen sucediendo en estos días en una escalada de violencia inhumana. Un éxodo forzoso bajo las bombas para más de un millón de personas es algo que la ONU considera inviable. Las Naciones Unidas declararon el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Beneficencia, para movilizar a personas de todo el mundo a que ayuden a los demás, y cada 8 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Filantropía como una muestra del compromiso de todos aquellos que realizan una labor diaria en beneficio de la población vulnerable. Se diría que el mundo se mueve de forma simultánea entre el amor y el odio, el anhelo de paz y la pulsión de la violencia más inmisericorde, el horror y la compasión. Así podemos leerlo en la Ilíada, la primera obra literaria de ese mismo Occidente que se encuentra bajo amenaza, como lo está el mundo en su totalidad, pues los focos de conflicto se multiplican a lo largo y ancho de éste. En el siglo XII, en su comentario al poema épico atribuido a Homero y fechado en el siglo VIII a. C. (2000 años antes) Eustacio de Tesalónica nos ofrece el dato de que el tirano Pisístrato habría congregado en la Atenas del siglo VI a.C. a un grupo de estudiosos para reunir los versos del poeta, basados en una tradición oral previa, con el fin de ordenarlos, corregirlos y editarlos, confeccionando así la Ilíada en 24 cantos, tal y como hoy la conocemos.
Mañana, quince de octubre, se cumplen exactamente 100 años del nacimiento de Italo Calvino (1923-1985), a quien la Universidad de Murcia, junto a la Società Dante Alighieri en Murcia, rendirá homenaje el próximo mes de noviembre. El periodista y prolífico escritor italiano, nacido accidentalmente en La Habana, creó un mundo de utopías fantásticas en su fecunda obra literaria, en la que se cuentan títulos tan llamativos como El vizconde demediado, El barón rampante, o El caballero inexistente, trilogía bajo el título común de Nuestros antepasados en las que según el propio escritor quiso mostrar tres grados de acercamiento a la libertad, o Las ciudades invisibles, a las que el pintor blanqueño Pedro Cano cobijó con sus pinceles dándoles forma y anulando así el calificativo del título, como en una especie de encantamiento que rompiera un maleficio que las atenazara.
Recuerdo los tiempos en que me afanaba en la elaboración de mi tesis doctoral, a finales de los 90. En mi agenda escribí una cita de Italo Calvino: “Los clásicos son aquellos libros que nunca terminan de decir lo que tienen que decir, textos que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad…”
Ediciones Siruela publicó en 1989 dentro de su Biblioteca Italo Calvino la obra del autor titulada Seis propuestas para el próximo milenio. Y es que Calvino, agudo y erudito, manifiesta a lo largo de toda su obra su convencimiento de que el pasado y el futuro son un continuum, y que las realidades y las fantasías pueden cobrar forma sólo a través de la escritura. Calvino trabajaba en las seis conferencias que componen el libro, para su lectura en la Universidad de Harvard, en el momento de su muerte. En ellas pretendía «establecer una comunicación entre lo que es diferente en tanto es diferente, sin atenuar la diferencia sino exaltándola, según la vocación propia del lenguaje escrito».
Como el escritor sostenía, «la literatura sólo vive si se propone objetivos desmesurados». Con la conclusión de la primera de las conferencias en la que hablaba de «la literatura como función existencial, la búsqueda de la levedad como reacción al peso de vivir» reivindico la figura de Calvino como un clásico de pleno derecho, pues como los grecolatinos a los que tanto admiró y a los que contribuyó a ponderar, él mismo se ha convertido en un referente literario imprescindible.
Entre ayer (ese viernes trece bautizado como ‘de la ira’), y mañana, en que se conmemora el centenario del nacimiento de Italo Calvino, la inmortalidad de los clásicos nos habla hoy al oído atravesando los siglos, iluminando con su luz incluso los momentos más tenebrosos, aquellos en que, como los presentes, la Humanidad parece caminar a oscuras en el permanente pulso entre la barbarie y la civilización.
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