LOS SONIDOS Y EL TIEMPO. El director de un única obra, por Gabriel Lauret




Como bien saben publicistas y políticos, la mayor parte de nuestras decisiones no se toman con la razón. Las emociones son las que dirigen nuestras decisiones con mucha mayor firmeza que el análisis más concienzudo que pueda realizar nuestro cerebro. La pasión es una de las emociones más poderosas, pudiendo ser obsesiva; pasión por alguien o por algo, y también pasión por alcanzarlo, por conseguirlo, por consumarlo. ¿En cuántos programas de televisión no se le ha dado a alguien la posibilidad de cumplir ese deseo que mantiene vivo tanto tiempo dentro de sí?

Subamos el nivel. Imaginen que asisten a un concierto y sueñan que pueden interpretar esa obra que les está conmoviendo, dirigiendo además a esa misma orquesta. Después de todo, dirigir siempre parece, desde fuera, más sencillo que tocar un instrumento. Basta con mover los brazos. Esto es lo que le ocurrió a Gilbert Kaplan cuando escuchó en 1965 la Segunda Sinfonía “Resurrección” de Gustav Mahler a la Orquesta Sinfónica Americana dirigida por Leopold Stokowski. Desde ese momento, dirigir esa obra se convirtió en su única obsesión y cambiaría su vida.


Para ponerles en antecedentes, esta sinfonía monumental, que dura una hora y media y precisa de una orquesta y un coro de grandes dimensiones, es una de las preferidas del público de conciertos. Iniciada en 1888, al todavía joven Mahler le costó un gran esfuerzo concluirla. En 1894, en el funeral del director Hans von Bülow escuchó la oda Aufersteh'n (Resurrección) del poeta alemán Klopstock, y decidió utilizarlo en un final coral, a la manera de la Novena sinfonía de Beethoven. Mahler diseñó un programa narrativo: el primer movimiento representa un funeral y la duda sobre existencia de la vida tras la muerte; el segundo recuerda tiempos felices del pasado; el tercer y cuarto movimientos representan la pérdida y la recuperación de la fe. La obra concluye con una consumación del amor de Dios y el reconocimiento de la vida después del fin. La adición del coro casi al final desde un planísimo hasta la conclusión triunfante sobre la muerte es de las experiencias musicales más impactantes que se pueden experimentar.

Gilbert Kaplan había nacido en Nueva York en 1941 y su formación en derecho y economía no tenía nada que ver con la música. Comenzó su carrera como economista y tuvo un éxito fulgurante. Unos meses después de asistir al concierto que les comentaba, en 1967 fundó la revista Institutional Investor, que llegó a distribuirse en 140 países y de la que fue editor hasta 1992, aunque previamente la había vendido en 1984 por una cifra estimada en 75 millones de dólares. El éxito de su revista económica fue lo que le permitió que su obsesión pudiera materializarse de una forma que un aficionado a la música rara vez tiene oportunidad.

En 1982, con motivo de la celebración del XV aniversario de su revista, alquiló la sala sinfónica del Lincoln Center de Nueva York para ofrecer un concierto que incluía, naturalmente, la Segunda Sinfonía de Mahler. Kaplan llevaba un año recibiendo clases de dirección de orquesta y preparando la obra. Contrató a la Orquesta Sinfónica Americana, la misma que le despertó su obsesión por el compositor que, bastante recelosa del posible desempeño de un director aficionado, impuso dos condiciones muy estrictas: el concierto no debía estar abierto al público, sólo por invitación, y no debía haber ningún crítico musical en la sala. Lo primero pudo conseguirse pero, claro, el hecho de que al acto estuviera invitado lo más selecto de Wall-Street provocó que un crítico curioso consiguiera colarse. Kaplan cumplió su sueño, y aquí debería haber terminado esta historia. Como el/la joven que comparte dos minutos de escenario con Bisbal o Bustamante.


Lo que ocurrió a continuación, el propio Kaplan nunca lo podría haber imaginado. El crítico musical salió totalmente entusiasmado y su comentario provocó el interés de diversas orquestas que invitaron a Kaplan a dirigirlas, extendiéndose su fama progresivamente. La sinfonía “Resurrección” fue la única obra que dirigió a algunas de las mejores orquestas del planeta, más de cincuenta, algo sólo al alcance de las mejores batutas del mundo: Filarmónica de Nueva York, de Los Ángeles, de Israel, Ópera del Estado de Baviera, Nacional de Rusia... Baste decir que la grabó en dos ocasiones, ni más ni menos que con la Sinfónica de Londres (1987) y con la Filarmónica de Viena (2003). Con la primera de ellas su carrera dio un nuevo vuelco porque logró las mayores cifras de ventas que jamás había conseguido una grabación de Mahler y el New York Times la incluyó entre los discos del año. El disco con los vieneses le sirvió para presentar la edición crítica de su partitura, publicada por su Fundación Kaplan. Por medio de esta institución, que creó para la preservación e investigación de la música de Gustav Mahler, compró la partitura original que publicó en facsímil, además de una biografía del autor. Cuando falleció en 2014 se le consideraba una autoridad mundial en Mahler.


Concluiré con una anécdota que le ocurrió con el gran director Georg Solti, a quien Kaplan consultó sobre la sinfonía. Se disculpó porque le estaba quitando mucho tiempo con sus preguntas, a lo que le Solti respondió: “No, para nada. No tienes idea del placer que es conocer a un economista con quien puedo hablar de música. Cuando me reúno con directores, de lo único que hablamos es de dinero”. Porque Kaplan nunca cobró por sus actuaciones. De hecho, en 1996 se convirtió en el primer director aficionado invitado a participar en el Festival de Salzburgo. Lo único que le movía realmente era la pasión por la música.




Gilbert Kaplan dirigiendo (2003). 

Portada del disco de Deutsche Grammophon.

Segunda Sinfonía de Gustav Mahler con la Orquesta Filarmónica de Viena.






Momento musical: 


Picha aquí para ver seguir gozando de la música:

Final de la primera interpretación de Kaplan de la Sinfonía Resurrección. Septiembre de 1982.



Comentarios

  1. Como siempre, súper interesante!!!!

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  2. Súper interesante, bien explicado y lleno de curiosidades. Enhorabuena!!

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