YOKAI Y FANTASMAS DEL JAPÓN. Una visita desagradable, por Marcos Muelas

 






Hemos hablado muchas veces de Japón. Se le conoce como la tierra del sol naciente, o el país de las casi siete mil islas. A mí me gusta llamarlo el Nuevo Mundo. Si, ya sé que ese sobrenombre está asignado tradicionalmente al continente americano, pero tengamos en cuenta que Japón ha estado vetado a los extranjeros hasta mediados del siglo XIX. Sus costumbres y tradiciones quedaron preservadas y aunque sus fronteras fueron abiertas, los corazones nipones apenas daban concesiones a los gaijin (extranjeros) que entraban en su país.

Durante la Segunda Guerra mundial sus puertas volvieron a cerrarse hasta su derrota, años después. Entonces, sus calles se plagaron de soldados americanos pavoneándose por su reciente victoria. La mayoría de estos invasores eran chicos procedentes de la América más rural, incapaces de comprender el privilegio que suponía el simple hecho de estar ahí. Ellos sólo veían a enemigos derrotados, permitiéndose mirarles por encima del hombro. Los americanos percibieron Japón de una forma errónea, creyendo que podían entenderles usando una lógica occidental. Esta imagen equivocada se implantó en el cine americano, contagiándonos de sus tópicos al resto del mundo. Samuráis, honor, katanas y supuestas geishas... No se equivoquen, Japón es mucho más que eso.

Los japoneses aseguran que en su país existen 8 millones de dioses. Pero en su folclore, estos dioses conviven con un inacabable número de fantasmas y criaturas terroríficas a las que llaman Yokai. Los Yokai son entidades fantásticas que en ocasiones presentan rasgos humanos o animales. Algunos son verdaderamente escalofriantes. Otros, simplemente pueden parecernos ridículos. En ocasiones son gentiles o inocuos, sin embargo, en otras muchas, se dedican a molestar a los humanos, castigarlos o incluso alimentarse de ellos.

La lista es larga y puede resultar complicado llegar a conocerlos a todos. Hoy hablaremos de uno de los Yokai que llama de manera especial mi atención. Este ser, por definirlo de alguna forma, no esta en la lista de los peligrosos, pero sin duda es de los que más grima me da. Imaginen por un momento que despiertan en mitad de la noche con urgencia de usar el aseo. Somnolientos, nos levantamos de la cama moviéndonos en la oscuridad, tratando de no despertar a nuestros familiares ni chocar con ningún obstáculo. Llegamos al baño, encendemos la luz y en ese momento nos encontramos con un visitante no deseado, el Akaname. Nuestra mente tarda en comprender qué está ocurriendo, deseando que solo sea una pesadilla. Pero si nos encontramos en Japón, seguramente creamos que se trata de una experiencia muy real.


El Akaname tiene un aspecto desagradable, algo parecido a Golum, de “El Señor de los Anillos”, pero con una lengua larga como la de un camaleón. Pero, a pesar de su aspecto, no es peligroso. Seguramente, al encender la luz se asustará más que nosotros y correrá a esconderse en alguna esquina oscura o simplemente huira por el inodoro. Sí, han oído bien, el inodoro. Bueno, bien pensado, sí que puede ser peligroso, la visión de este engendro podría matarnos de un infarto.


¿Cuál es el motivo de su visita? Ahí viene lo curioso (y desagradable). El Akaname vive exclusivamente de alimentarse la suciedad de los baños. Con su lengua, succiona la roña de los inodoros o bañeras. También se pueden encontrar en cualquier sitio del hogar, si este este está descuidado y sucio. Pero, para los japoneses, perfeccionistas con el orden y la limpieza, lo verdaderamente aterrador es descubrir la presencia de este yokai ya que esto significa que sus hogares están sucios. Con total seguridad, lo que más les preocupe es que sus amigos o vecinos se enteren de esta desagradable visita.





Como muchos de los seres y criaturas, parece haber sido creado en la antigüedad para concienciar la importancia de la limpieza. Así los niños se encargaban de mantener limpios sus dormitorios y el resto de dependencias de la casa para mantener alejado al Akaname. Seguro que usted conoce a algún amigo que pueda ser propenso a la visita del Akaname. Yo, por si las moscas, esta noche daré un repaso a mi baño antes de irme a la cama.

Comentarios