LENGUA Y LITERATURA. Sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación, por Santiago Delgado

 




El enunciado es lo que decimos o escribimos. La enunciación es el conjunto de condicionantes del autor para escribir el enunciado: objetivos, modos, efectos seductores o lo contrario… Por ejemplo, un vocativo es siempre pura enunciación. Normalmente, el sujeto de la enunciación no aparece explícitamente. A veces sí. El sujeto del enunciado está en el mismo papel o en la pantalla. El sujeto de la enunciación está, casi siempre, muy encima del papel, arriba, o enfrente de la pantalla, a unas decenas de centímetros. Somos nosotros, los firmantes del texto. Ejemplifiquemos con el párrafo más famoso de toda la Historia de la Literatura Española:


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.


El sujeto de la Enunciación es Cervantes, que aparece dos veces en el enunciado. Una, la principal, en el morfema “o” del verbo de la Oración Subordinada Adjetiva: quier(o). Otra en el pronombre “me”, forma pronominal del verbo acordar(me). Ambas son 1ª Persona del singular, una verbal, otro pronominal. Dicho queda. Pero, ojo, acaso sea el verdadero sujeto de la enunciación, según el propio Cervantes, Cidi Hamete Benengeli, que trasladado a nuestro idioma es: el Alabado señor Berenjenas.

Y el sujeto del enunciado aparente, debiera ser el de la oración principal, pero el tal sujeto… no existe. La Oración principal es: “no ha mucho tiempo”, que es oración impersonal. No necesita sujeto. Se basta el verbo, junto con la acción que rige, para comunicar.

Así las cosas, el sujeto del enunciado es, indudablemente, “un hidalgo…”, que aparece en otra subordinada, ésta de Sustantivo (al nombre “tiempo”). A veces, el sujeto verdadero es el sujeto preponderante, protagonista.

Como ven tan sólo en la frase inicial, Cervantes metió en un brete a gramáticos, filólogos, semióticos y analistas de toda laya. Un genio, Don Miguel.

Cuando en un texto vislumbren mucho sujeto de la enunciación, desconfíen; están frente a un narcisista.

Para examen sólo va el primer párrafo. Pueden recoger y salir.



Comentarios

  1. Bien explicado, señor de Mairena,
    El penúltimo párrafo, genial.

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