PUNTO DE FUGA. Acerca del peligro de la indefinición de los límites entre lo verdadero y lo falso, por Charo Guarino

 




Últimamente conviven dos posturas en relación con la traída y llevada IA, esa amenaza que se viene anunciando desde un tiempo a esta parte, que en mi opinión conviene conocer para dejar de temer irracionalmente, aunque tal vez lo único que consigamos sea temerla racionalmente. En torno a ella y a sus bondades y/o peligros, se venden cada vez más cursos con los que se garantiza poder hacer un uso óptimo de ella. He sido testigo de posturas apocalípticas que auguran que acabará por controlar a los humanos frente a otras que abogan por su uso casi indiscriminado, y las utilizan para generar imágenes o relatos cada vez más elaborados pero que de momento creía distinguir. 


Hace unos días, sin embargo, caí en la trampa y difundí en redes sociales una noticia en la que se anunciaba un Café llamado ‘Pirámide’, supuestamente ubicado en Egipto, del que se decía lo siguiente: «es una innovadora estructura arquitectónica construida en forma de pirámide, utilizando piedra caliza similar a la de las pirámides de Guiza. Este singular café de siete pisos ofrece una inmersión cultural, con interiores adornados con jeroglíficos y esculturas de faraones, creando un ambiente evocador de la antigua Egipto. Su oferta culinaria incluye una selección de tés egipcios y pasteles tradicionales, además de un restaurante que sirve almuerzos elaborados con recetas ancestrales que reflejan la gastronomía faraónica. Por la noche, el café se convierte en un observatorio astronómico, equipado con telescopios modernos que permiten a los visitantes explorar las constelaciones que fascinaban a los antiguos egipcios, convirtiéndolo en un destino único que combina cultura, historia y gastronomía.»


Finalizaba la noticia indicando que se había copiado «de la red», y se acompañaba con la imagen que adjunto, y que yo di por auténtica, del mismo modo en que di crédito a la noticia sin cuestionármela siquiera, mientras mentalmente la anotaba en mi lista inacabable de lugares que me gustaría visitar antes de morir.


Horas después de compartir la noticia en un post en redes sociales, en mi muro escribían varios amigos y conocidos indicándome que se trataba de un bulo —una fake news, para hacer uso del anglicismo que se ha generalizado en referencia a las noticias sorprendentes que se pretenden hacer pasar por verdaderas cuando no lo son—, y que la imagen estaba creada por inteligencia artificial.

A propósito del incidente, he reflexionado sobre el peligro fundamental que a mi modo de ver tiene la inteligencia artificial, y es el de hacernos confundir la realidad con la ficción, y propiciar el que se propague como cierto algo que no lo es y que ha sido manipulado por alguien con intención de engañar. La llamada inteligencia artificial puede ser el reino del infundio y la calumnia, y convertirnos en víctimas de cualquier desaprensivo, y por otra parte también puede hacer de nosotros seres incrédulos y temerosos, rehenes y esclavos, en un caso o en el otro, de la incertidumbre generada por la posibilidad de otorgar credencial de verdadero a lo que nos pueda parecer verosímil, y del recelo que nos pueda llevar a sospechar de todo y a buscar pistas que nos puedan ayudar a decantarnos por concederle veracidad o no a los hechos, y autenticidad a las obras. 


Tiempos difíciles e inquietantes los que se avecinan, pues siempre ha habido personas avispadas que han abusado de la inocencia o la ingenuidad de otros para conseguir sus fines al margen de la ética, o para hacer pasar por propias obras ajenas, pero ahora además la técnica cada vez pone más instrumentos a su favor para conseguirlo, como el poder imitar la voz de un individuo y engañar a través de mensajes de audio incluso a sus más íntimos. El ejemplo más próximo, al margen del que acabo de señalar, lo encuentro en la infoxicación, concretamente en las noticias que han circulado a propósito de la terrible DANA que el pasado martes 29 de octubre devastaba varios pueblos valencianos, además de la población manchega de Letur, dejando una escalofriante cifra de muertos y desaparecidos. La inteligencia artificial multiplica exponencialmente la difusión de noticias falsas generando con ello un clima determinado de opinión, con consecuencias que pueden ocasionar perjuicio a muchos del que derive el beneficio por medios dolosos para otros, carentes de escrúpulos. Lástima que no se use como herramienta de progreso que sirva de ayuda a todos, como nos transmite el mito que hizo Prometeo al otorgar providencialmente al Hombre la téchne junto con el fuego como instrumentos para valerse. Así cuenta Platón en su Diálogo Protágoras que el previsor hijo del titán Yápeto compensó la vulnerabilidad del ser humano en comparación con el resto de seres vivos de la Creación. La realidad demuestra que seguimos siendo extremadamente vulnerables, incluso frente a nuestros semejantes, y ya no a pesar de los avances tecnológicos sino precisamente debido al uso que hacemos de ellos. 






Supuesta fotografía del imaginario ‘Café Pirámide’ de El Cairo, creada por IA.


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