PUNTO DE FUGA. Libros y bibliotecas, por Charo Guarino








Mi prima Montse, enfermera de oficio, y —algo que con frecuencia advierto como natural aunque constato que hay quien considera “anomalía”— amante apasionada de las artes, lectora voraz y gran aficionada a la mitología clásica y a las civilizaciones antiguas, me recomienda una película: la opera prima de María Elorza, directora de cine y guionista vasca que con A los libros y a las mujeres canto da el salto del corto al largometraje documental.

De inmediato el título me llama la atención, evocándome al primer verso de la Eneida virgiliana: arma virumque cano, de modo que me suscribo a la plataforma de cine Filmin, en la que puede verse, y me dispongo a visionarla.

Como había sospechado, María rinde homenaje a Virgilio —y no solo— con la inversión del íncipit de la obra épica que Virgilio escribió en el siglo I anterior a nuestra Era con la intención de magnificar la figura del prínceps, Octaviano, que inauguró el régimen del Imperio romano bajo el nombre de Octavio Augusto y vino a iniciar un prolongado período de paz tras el tormentoso período de las guerras civiles que desembocaron en la dictadura de Julio César y el asesinato de este por parte de un grupo de senadores romanos, descontentos con la deriva política que suponía para ellos una pérdida de poder que alejaba el sueño del retorno a la República.


A guisa de anécdota se inicia la cinta con el relato de un accidente doméstico: el desmoronamiento físico de parte de la biblioteca de la madre de la cineasta. Esto le da pie para hilar las historias personales de tres amigas de su madre, en particular en lo relacionado con la cultura y los libros, que aparecen, junto a su hermana, a lo largo del film, en un diálogo en el que la directora solo muestra su voz.

El cine o la fotografía también son homenajeados y se intercalan escenas que tienen que ver con los inicios de ambas disciplinas artísticas, junto a planos de las bibliotecas de las protagonistas y diálogos desenfadados con testimonios de cada una de ellas en los que se pone de relieve la amistad que las une, sus inquietudes, sus logros y sus sueños, materializados o no, y con ellos el de tantas y tantas mujeres, que se sirven de la literatura (no solo escrita sino también en su versión oral, de la que surge y con la que convive, o a través de canciones), como alivio de sus males, acicate para su superación personal o compañera insustituible en tareas domésticas o en sus trabajos, como es el caso de las cigarreras.

La referencia a las destrucciones de libros, particularmente debido al fanatismo, a la influencia que estos ejercen, o las citas a autores clásicos como Cicerón, o Dante, único libro que en el episodio inicial en el que aparecen en escena Tonina, la madre, y Anne, la hermana de María Elorza, nos dice la primera que sufre daños en el aparatoso derrumbe quedando partido en dos. El infierno para más señas. El humor se filtra en las conversaciones en una película que contiene también momentos emotivos pero que evita el dramatismo: desde el nombre con el que el padre de Loreto quería bautizarla hasta el hecho de que solo aparentemente fuera una casualidad que el único libro dañado fuera uno de Dante, dado que la dueña de la biblioteca colecciona ediciones y objetos que tienen que ver con el escritor italiano.


De forma sutil la directora expresa su amor por los libros, que la hermana con el resto de mujeres: Proust o Goethe, pero también Kafka, entre otros muchos. Y no menos sutilmente asistimos a una katábasis íntima, alejada de la propia de toda obra épica de la Antigüedad de acuerdo con las convenciones del género: así en Homero, o posteriormente en Virgilio, (no es por casualidad el guiño en el título y la cita explícita como arranque en el fotograma inicial). Por oposición a las armas, nos encontramos con el libro, y no es el varón sino las mujeres las agentes: Dante y su infierno son el punto de partida, y en torno a ambos autores se produce una especie de invocación literaria de la que el cine es una manifestación más. Son muchos los detalles por los que merece la pena ver la película, rodada en 2022, que ha sido calificada como poema visual y ha merecido el Premio de la Juventud en el 70º Festival de cine de San Sebastián.


María Elorza, en entrevista concedida al periodista Carlos González para la revista Deia, insiste en la importancia de “defender las Facultades de Letras”. Y es que, a fin de cuentas, ellas son el lugar más estrechamente vinculado con la literatura y por tanto con el libro y la casa del mismo que son las bibliotecas, los protagonistas indiscutibles de la película. Por ese motivo el 1 de febrero próximo como colofón a las I Jornadas sobre el libro que se celebrarán en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, podrá verse en la Filmoteca Regional Paco Rabal, seguida de una sesión de videoforum.

Próximamente difundiré toda la información relativa al curso, abierto a cualquier persona interesada, en el que colabora el Aula de Palabra y Pensamiento del Vicerrectorado de Responsabilidad Social y Cultura que coordino, y que en su primera edición llevará como título “El mapa del tesoro: archivos y bibliotecas”.


Quienes deseen estar al tanto de las actividades organizadas por el Aula, que serán anunciadas también en redes sociales, pueden hacerlo siguiendo el Canal de Whatsapp “Actividades del Aula de Palabra y Pensamiento de la UMU”: https://whatsapp.com/channel/0029Va9v7NRBadmT1q8aEl17.







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