CRONOPIOS. La foto: El tatuaje, por Rafael Hortal
¿Está de moda llevar tatuajes corporales? ¿Qué siente una persona luciendo sus tatuajes? Indagaré en la historia mundial del tatuaje, pero antes mostraré dos de las cientos de fotografías de mi colección de personas tatuadas: Silvia Rubi y Rob Diesel, son actores, directores y productores de películas pornográficas con una larga trayectoria de reconocido prestigio en su profesión, como pueden constatar los miles de espectadores que han asistido a los Festivales Eróticos. Silvia Rubi ha hecho campañas a favor de la educación sexual y ha participado en el capítulo 5 de la serie “HIT. El cuerpo” de RTVEplay, donde acude a un instituto de enseñanza secundaria para responder a las preguntas de los alumnos sobre la pornografía en Internet:
“No tenéis que olvidar que el porno es ficción y no tiene nada que ver con la sexualidad
que practico en privado con mi pareja”.
En la foto que vemos, Silvia posó en el camerino de Ifepa durante un Festival Erótico. La otra foto es de Rob Diesel, campeón de culturismo en Suecia, una “bestia” en el escenario, pero una persona sensible y amable fuera de él; posó llevando una corbata erótica del artista Pepe Yagües.
Los tatuajes corporales están en auge, como ejemplo tenemos al grafitero murciano Joaquín Ganga, que ahora un tatuador famoso, mundialmente reconocido por sus obras de arte sobre la piel; pero aunque en la Edad Media y en el Renacimiento en Europa decayó el gusto por tatuarse, volvió a resurgir en el siglo XVIII. Parece que los neandertales no sólo pintaban paredes, la momia de Ötzi encontrada en los Alpes, datada hace 5.000 años, tenía varias líneas tatuadas. La momia de la sacerdotisa egipcia Amunet también muestra tatuajes. El brazo totalmente tatuado con arañas y serpientes de la momia conocida como la Dama de Cao (Perú), sugiere que eran motivos espirituales de una joven de clase dominante. En Japón eran un símbolo de valentía, en la Polinesia representaban el estatus social. En la antigua Grecia y Roma servía para distinguir a esclavos y criminales. Las bandas organizadas tienen sus propios tatuajes.
Los tatuajes de realizaban con huesos afilados, palos o espinas de pescado. En 1891 se inventó la máquina de tatuar para inyectar la tinta de forma precisa, aunque algunos tatuadores continúen con la herramienta del palito, como pude observar en Ibiza en una sesión privada en los años 90 (yo diría que por Ibiza andaban más personas tatuadas que en todo el resto de España juntas). En una cafetería de playa, un maestro de tatuaje japonés tatuaba a golpes de un palito mojado en tinta el poco espacio corporal que le quedaba a una chica totalmente desnuda. ¿La chica se consideraba vestida con el cuerpo tatuado? ¿Es erótico un cuerpo tatuado? Parece que entre las personas tatuadas existe un agrado grupal que puede llegar al deseo sexual. También hay personas que no llevan ni un solo tatuaje, pero sienten morbo por las personas tatuadas; en la actualidad las hay en todas las profesiones y clases sociales ya que las empresas aceptan trabajadores tatuados. No hay estadísticas, pero el discurso se puede resumir con lo que cuenta una chica de 25 años:
“Mi cuerpo es mi lienzo, no mi cárcel. Desde pequeña lo vi normalizado por mi
entorno familiar. Llevo 11 tatuajes de diferentes estilos, cada uno elegido por motivos
diferentes y hechos por diferentes tatuadores, en color, blanco y negro, palabras y
frases. He recibido halagos y críticas, pero me da igual. Es mi forma de expresión y
me pongo ropa para lucirlos, no para ocultarlos. Pienso seguir tatuándome, pero
aunque me gusta ver los que a los que llevan tatuajes en la cara, yo no tengo tanto
valor para hacérmelos”.
Una cosa está clara, los tatuajes se hacen para que los vean los demás; tanto en la espalda como en el resto del cuerpo, están orientados hacia el que mira. Con respecto al arte, los hay tradicional americano (Old School), realismo, acuarela, geométrico, dotwork, blackwork, japonés (Irezumi), minimalista, tribal, biomecánico, surrealista, lettering, etc.
Para la escritora Rosa Montero, tatuarse es personalizar el cuerpo que se nos ha dado sin elegirlo.
Los que no quieren un tatuaje a perpetuidad pueden recurrir a la henna, a las calcomanías o al aerógrafo.
Un estudio publicado en Internet por el foro internacional YOYclub, demuestra que las personas con tatuajes son más atrevidas y desinhibidas para las relaciones sexuales, y sobre todo las que llevan tatuajes eróticos.
Muy interesante el simbolismo indeleble del tatuaje en estos cuerpos momificados, yendo más allá del tiempo.
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