CLASE DE LENGUA Y LITERATURA: La pequeña selva del si/no, por Santiago Delgado




Esta conjunción de los dos monosílabos genera un modesto laberinto del que vamos a dar las claves para salir airoso del mismo, como Teseo cuando lo de Creta. Vamos por partes:

  1. Sino, sustantivo. Tiene el significado de destino aciago, inesquivable. El Duque de Rivas ya escribió aquello de “Don Álvaro o la fuerza del sino”. Al pobre indiano se le ponen las cosas harto difíciles en su vida de vuelta a la metrópoli. Los románticos gustaban mucho de la fuerza del sino, cuanto más tremebundo más les gustaba. Mi sino particular es perder, extraviar las cosas. De bufandas y sombreros extraviados míos, se podría hacer un tenderete de mercadillo. Junto a cada objeto mío perdido, se adjuntaría un librito pequeño de tamaño, y breve, como un Kempis expiatorio y talismánico contra los extravíos de las cosas queridas.


  1. Si no. adverbio condicional + negación. “Si no te comes el pescado, no habrá postre”, decían las madres de antaño al rapaz rebelde a las cenas de pan y sardina. La condición tiene dos partes, que los dómines de la gramática han denominado prótasis y apódosis; aunque esto es para nota. El si de la prótasis debe ser rotundo y muy fiero. Y la apódosis, debe ser enunciada con su poso de mala leche. Luego, resultaba que el postre era una fruta, en vez de tarta, dulce, bombón o cualquier otra tentación parademoníaca. Ah, el si, adverbio condicional y el no adverbio de negación han de ir separados en la escritura, por mucho que la enunciación los una.


  1. Sino, preposición. Ya recuerdan: “… sin, sino, so, sooobre… ¡tras!”  Bueno, pues esta preposición se usa con proposiciones negativas: “No era un caballero, sino un patán”. Actúa como solución correspondiente a una negación anterior: “No eran galgos, sino podencos”. Es palabra bisílaba. Preposición propia.


  1. Sí, no… Afirmación esquizofrénicamente seguida de negación. Son dos palabras que pretenden atenuar la posición contraria a lo que se acaba de escuchar por parte del interlocutor. “Sí, no… pero si te fijas, desde este punto de visa, parece que es lo contrario de lo que tú dices”. O sea, una larga cambiada de jabón y diplomacia para llevar la contraria al otro. Afirmamos en principio, pero luego lo negamos, con buenas maneras.


Y eso es todo. Puede recoger y salir al recreo. Mañana, más.


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