AMIMANERA. Salvación y suicidio, por Juan Ángel Sánchez





En el año 2023 hubo 4227 personas que se quitaron la vida. El suicida español sigue siendo un varón; representa el 75,2% de los fallecidos anuales por autolisis: 3.121 hombres frente a 1.101 mujeres. Los que tienen entre 10 y 14 años se suicidan un 134% más que en 2020, mientras que 316 de entre 15 y 29 años se quitaron la vida el pasado año. 

En 2023 murieron 53 mujeres por violencia de género. Por accidente de tráfico 1145 y los hombres concentraron el 79 % de los fallecidos frente al 21 % de las mujeres. 

En vista de estos datos, parece evidente que el suicidio se ha convertido en un alacrán, en un problema que, lejos de desaparecer, crece incluso en las poblaciones más jóvenes de España. Lo curioso es que continuamente somos informados de estas otras dos lacras que son la violencia de género y los accidentes de tráfico, pero nadie pone su foco en un problema que causa tres veces más fallecidos que estos dos juntos. No hay un plan de salud que trate exclusivamente a estas personas aunque si es cierto que alguna intención política ha habido a este respecto. Nada concreto. Algunas comunidades tienen alguna propuesta, pero parece insuficiente dadas las cifras.


El buen hacer periodístico decía hace veinte años que se debía actuar con precaución evitando este tipo de noticias puesto que su difusión produce un efecto llamada. Los griegos apuntaban que el ser humano obtiene placer de las obras que tienen un componente macabro, destructivo, gore, y no por esa razón el que vea una película violenta va a matar a nadie. Sostenían que el individuo debe elegir las conductas que quiere imitar y no por dejar de escribir novelas de terror, producir películas gore o airear conductas autodestructivas van a sobrevenir menos asesinatos y suicidios.


Esconder este asunto parece como cuando un niño ve peligro y se tapa los ojos. Lo que es si estoy seguro es de que si se tratará con profesionales al primer síntoma y se concienciara de que hablar del problema puede solucionarlo, muchos de estos casos se salvarían.


De un tiempo a esta parte he observado en las librerías que, entre los manuales de autoayuda, proliferan libros de psicología y de filosofía. Es curioso que hoy en día se trate a la filosofía como una ciencia inútil y a la psicología como la hermana menor de la psiquiatría. La sensación es que todo lo que no es productivo es absurdo y nos empujan a pensar en la gran mentira de la fama y el dinero como claves para obtener la felicidad. Antes nos hacían soñar con ser futbolistas, ahora youtubers. Es la misma mentira. Los futbolistas son deportistas y es un sacrificio físico enorme y los youtubers trabajan diez horas al día y solo un porcentaje ínfimo de ambos gana lo suficiente para vivir.


Mi propuesta es leer. Si alguien está muy jodido y sus circunstancias le arrastran al círculo vicioso del desánimo será muy difícil que pueda indagar en los filósofos griegos como los estoicos, pero si tiene alguien cerca que lo comprenda y acaricie su sufrimiento es seguro que tendrá más posibilidades de salvarse.

Me gustaría recomendar algunos de los libros que versan sobre estos temas; con manuales de psicología cognitiva, positiva y filosofía.


La psicología cognitiva es el área de la psicología que se encarga del estudio de la cognición, es decir, de los procesos mentales implicados en el conocimiento. Me llama muchísimo la atención que hace 2400 años Aristóteles escribiera que la mayor felicidad la produce el conocimiento del funcionamiento del mundo y de uno mismo. Llegando a afirmar que la vida más feliz es la contemplativa, no como el acto de sentarse a observar las estrellas sino como el placer de entender lo que nos rodea.

De este tipo de psicología, el representante más conocido en España es Rafael Santandreu, con títulos como “El arte de no amargarse la vida, “Ser feliz en Alaska”, “Sin miedo” o “Nada es tan terrible”. Son todos muy parecidos y versan sobre ejemplos de pacientes suyos y de cómo utilizar esta psicología para relativizar y quitarle importancia a los problemas que tenemos todos.


La psicología positiva, en lugar de centrarse como la psicología tradicional en el estudio y tratamiento de la enfermedad mental, pone el foco en las fortalezas humanas, las que nos permiten aprender, disfrutar, ser alegres, generosos, solidarios y optimistas. Se trata de buscar la felicidad tomándose en serio el optimismo y el ocio. El fin es prevenir antes de curar. ¿Os suena este dicho? “La auténtica felicidad” de Martín. E.P. Selingman me la recomendó un profesor de filosofía cuyo sueño era hacerse rico escribiendo algo parecido. No creo que sea casualidad que para la filosofía clásica uno de los puntos más importantes fuera la felicidad como demuestran obras como “Manual para la vida feliz” de Epicteto.


El filósofo Nuccio Ordine en su libro “La utilidad de lo inútil”, le da un zarpazo a todos los que piensan que lo único importante es el dinero y la productividad. Otro de sus ejemplares es “Los hombres no son islas”, del que recupero el inicio de la obra que me parece sublime:


John Donne escribió “ningún hombre es una isla ni se basta así mismo; todo hombre es una parte del continente, una parte del océano. Si una porción de tierra fuera desgajada por el mar, Europa entera, se vería menguada, como ocurriría con un promontorio, donde se hallará la casa de tu amigo o la tuya: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad; así, nunca pidas a alguien que pregunte por quién doblan las campanas; están doblando por ti”.


Quiero terminar…y empezar mi fuente de esperanza…, con la letra de una canción de un grupo murciano que recientemente ha versionado Enrique Bunbury, en la que parece estar buscando ese pasadizo a lo lejos para poder respirar…


Y ahora sé que la salvación estaba dentro de un beso,

de una caricia en el pelo,

aquella noche en el espigón, 

la salvación de tantos dioses modernos,

no me convence el momento de haber tenido que decir adiós…

Tiene que haber una salida, tiene que haber una salida, tiene que haber una salida para tanto dolor… 

siempre tendrás una salida, siempre tendrás una salida, siempre tendrás una… para tanto dolor….



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