Clase de Lengua y Literatura El anacoluto, por Santiago Delgado
Así, a simple vista, el nombre nos suena a Heresiarca de la Antigüedad paleocristiana. Uno de tantos de los que se cargó nuestro obispo de Córdoba, el tonante Osio. Me lo imagino con su voz poderosa, como de alud suizo, clamando contra el réprobo. Pero no, primero, el sustantivo es común. El del heresiarca, acaso fuera su patria la Anatolia interior, es un nombre propio, como Juan o José.
Entonces suena a abceso en salva sea la parte. Como cuando decimos:
–Ya me han quitado el anacoluto de atrás. Vaya alivio, ¡no veas!
Pero no, ni heresiarca, ni tumor. Anacoluto es una forma, o menos aún, del análisis sintáctico. O mejor dicho, el análisis pragmático. La Pragmática es el trasunto real de la Sintaxis. La gente habla en Pragmática. No en sintaxis. Todo lo más, escribe sintácticamente, pero poco.
El anacoluto es un sujeto abortado. Y viene a ser una muestra de narcisismo oral. Lo perpetramos cuando iniciamos la frase con un: “Yo…” y luego seguimos con una tercera persona, ahora ya en sintaxis, en la que decimos el mensaje. Con ese “yo” que no consigue descendencia oracional, sólo ansiamos situarnos como protagonistas de lo que sigue, aunque sea ajeno a nosotros.
–Yo… eso no es así, porque si nos fijamos…
Ese “yo” es el anacoluto que diseccionamos en aquesta prosa.
Hay otros tipos de anacoluto, pero, en el fondo son lo mismo. Dejamos abortada una frase, Busquen en la Inteligencia Artificial más ejemplos. El anacoluto viene a ser un hablar antes que pensar. El hecho de que se nos entienda no justifica el anacoluto. ¿Quién que habla no ha dicho nunca un anacoluto?
Venga, recojan y salgan, que ya han empezado las vacaciones. Las siguientes clases serán de repaso o subida de nota.
Muy sabio y entretenido, como siempre, Santiago.
ResponderEliminarUn abrazo.