Las Memorias de Dulcinea Clase de Lengua y Literatura: “¿De quién es el idioma español?”, por Santiago Delgado
España es ya el cuarto o quinto país en cuanto a número de habitantes que hablan en el mismo idioma en el que yo estoy escribiendo ahora y leyendo quien lo tenga a bien. Se trata del idioma llamado español. Y que, a mi modo de ver, erróneamente llaman castellano. Ese idioma, el castellano, lo hablaban El Cid y Jorge Manrique, Carlos V ya decía que hablaba español. El español es hijo del castellano, que da a luz con la ayuda de muchos otros idiomas a los que integra. El español de hoy tierne por abuelos al latín y al vasco-ibero. Luego las distintas lenguas hispanas (mozárabes) de los territoritos que va agregando. Después, de fuera de la península. En Sudamérica especialmente claro. De manera que el español es una amalgama de añadidos al original que baja del Alto Ebro hasta San Lúcar y llega a las Américas todas.
Pero, a la pregunta del título: “¿De quién es el idioma español?”, no se puede responder que es de España. México tiene ya más de 130 millones de hablantes del mismo idioma, con sus acertadas y muy vivas variantes. ¿Es mexicana la propiedad del idioma? Lo que no procede es preguntar por la propiedad del idioma. El idioma es de todos los hablantes de ese idioma. Insistir en lo que nos separa en el habla, cuando se trata del idioma, es perfectamente estúpido. Cada cual debe el idioma que habla a sus padres, y así se puede seguir la cadena hasta que no haya memoria escrita. Nadie tiene ese título de propiedad estúpido. El origen de las cosas no marca propiedad. Ni tampoco el nombre del idioma. El silogismo: “se llama español el idioma, luego su propiedad es de España” es tan infantil como seguir creyendo en las cataratas del fin de mundo y en que la Tierra es plana. Las leyes de la lengua, la gramática, van evolucionando bastante en conjunto. A pesar de las divergencias de todo tipo, en todos los niveles lingüísticos, la lengua española, el español, es solo una, aquende y allende los mares. Y la norma peninsular –que, ojo, ni siquiera es sólo una dentro de la Piel de Toro– no tiene ningún derecho, ni posibilidad de tenerlo, ante ninguna otra variante del idioma. La verdadera riqueza es la diversidad posible.
La Sociolingüística es una rama filológica admirable. Sus postulados, respecto del tema tratado hoy, unifican y hermanan a todos los que tengan a este idioma por nativo. Español para todos.
Salgan en orden. No se atropellen.

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