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Mostrando entradas de enero, 2025

SUMARIO DEL 26 DE ENERO DE 2025

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  ¡Salud y República de las Letras! Una semana más los Dulcineos os traen la mejor literatura para sobrellevar la semana. Indignaos, nos sugiere Marcos Muelas; leed bien su artículo de hoy, o de lo contrario, tendremos que exigir de vosotros que os desprendáis de algún meñique. Gabriel Lauret nos enseña más cultura y más música, y nos pide que leamos, por esta vez, con un poco de acento ruso. Aunque si se trata de tildes, nadie mejor que Santiago Delgado para ilustrarnos. Otro que sabe poner bien el acento, incluyendo las esdrújulas de tres sílabas, es Rafael Hortal, que hoy nos dirá, cómo, en efecto, suele ser cosa de tres. Pero como el arte y la literatura es recuerdo, es emoción, os pido que empecéis con Charo Guarino, que hoy es nuestra Atenea pensativa frente a una estela funeraria: moriendum certe est, et incertum an hoc ipse die. Disfrutad de la vida y de la literatura.  Atenea pensativa.  Bajorrelieve, Acrópolis de Atenas.

CLASE DE LENGUA Y LITERATURA, Los acentos, por Santiago Delgado

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Cuando yo empecé a estudiar gramática en el Bachillerato, la palabra acento se refería tanto al ortográfico como al sonoro (luego, éste último se llamó fonético; bien); pero al primero, al que se escribe, comenzaron a llamarle tilde. Esta palabra, tilde, en aquellos tiempos de mi pubertad, se usaba solo para el garabatillo de la eñe. La invasión fue imparable. Hoy, hay que llamar tilde a todo acento presente en la escritura. Vayamos, pues, con las tildes. Para empezar, una norma, si se quiere dogmática: la palabra verbal “fue” no se acentúa nunca. O dicho a la moderna, no lleva tilde nunca. Veamos, hay dos tipos de acentos ortográficos: los fonéticos y los diacríticos. Los primeros han de traerse aprendidos de la Escuela. Los segundos, no. Observen que no se han mencionado los acentos enfáticos. Es el caso de “fue”. Únicamente porque con el énfasis se ha dejado su cuidado a los signos de exclamación: “¡!”. No hay énfasis en medio de las palabras. Y no es el caso del afirmativo “s...

CRONOPIOS. La foto: Cuckold, por Rafael Hortal

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      Recordemos que el candaulismo es exponer a la pareja desnuda ante otras personas con la finalidad de obtener excitación. Es como si un voyeur preparara la escena que quiere ver, pero algunos dan un paso más hasta el llamado “cuckold”, cornudo consentido. Es una fantasía sexual de la pareja cuando están solos, excitándose mientras construyen un relato de cómo sería el sexo si interviniese una tercera persona; si la pareja lo lleva a la práctica podrían elegir a la tercera persona a su gusto o dejarlo al azar con un desconocido. La foto en la que se ve a un demonio (todos sabemos que lleva cuernos) con una chica angelical (por lo de las alas que llevan los ángeles), está realizada en una actuación performance en un festival erótico. ¿Quién le ha propuesto al otro buscar a una tercera persona para mantener relaciones sexuales? A veces las inocentes alas tienen el control absoluto de la situación y son capaces de someter a toda la corte infernal; en este caso parecía qu...

LOS SONIDOS Y EL TIEMPO, El primer gran pianista ruso, por Gabriel Lauret

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He estado muy tentado de titular este artículo como “El otro Rubinstein” porque, posiblemente, a la mayor parte de ustedes le suene más, como a mí me sonaba,   el polaco Arthur Rubinstein. Pero claro, lo de “el otro” ya lo he usado en otra ocasión (Berstein), y todavía quedan bastantes “otros” como Strauss o Albéniz. Se me habría acusado despiadadamente de falta de originalidad y con toda la razón. La mayor parte de las personas, cuando fallecen, perviven gracias a la memoria de quienes le conocieron, y sólo mientras estos viven. Los creadores tienen más fácil alcanzar la inmortalidad, al menos mientras su obra sea contemplada, leída o interpretada. Puede parecer paradójico que Anton Rubinstein, siendo un compositor notable (quizás no de 8,5), autor de 13 óperas, 6 sinfonías y 5 conciertos para piano, ha pasado a la historia como un personaje secundario cuando fallecieron los últimos que tuvieron la oportunidad de asombrarse con sus interpretaciones pianísticas. Paradójicamente, su...

EL ARCO DE ODISEO. Lección de civismo y solidaridad, por Marcos Muelas

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Hace unos meses la comunidad Valenciana sufrió los estragos de la Dana. La fuerza de la naturaleza se cebó en la zona, causando 222 muertos y daños estructurales y materiales de los que tardarán mucho en recuperarse. En pocas horas miles de personas perdieron sus coches, casas y pertenencias.  En nuestras retinas quedará grabada la oleada de voluntarios desinteresados que cada día cruzaban aquella pasarela ahora bautizada como Puente de la solidaridad para ofrecer su ayuda. Estos héroes, armados con escobas y palas ayudaron, incansables, a la restauración de la zona. Lucharon contra el barro, retiraron escombros y enseres arruinados por el agua. Y no sólo llevaron alimentos y material de primera necesidad, también llevaron esperanza a los afectados. Y esa esperanza nos alcanzó al resto del mundo, que aliviados pudimos descubrir que aún quedaba algo de humanidad y solidaridad en esta sociedad aparentemente despersonalizada. Actos generosos, desinteresados de personas que arries...

PUNTO DE FUGA, De males, remedios y consuelos, por Charo Guarino

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Abro uno de los últimos libros de mi admirado profesor Michael von Albrecht, A d scriptores latinos. Epistulae et colloquia (Queridos clásicos. Cartas y diálogos) publicado por Áurea Clásicos en 2023, con textos en latín y traducción al castellano del profesor Antonio Mauriz Martínez, y para el que me cupo el honor de escribir el prólogo a petición suya.   Lo hago para releer el diálogo con Catulo del profesor, que comienza así: «Ante diem revocant, nimium quem numina amarunt.» («Antes de hora reclaman nuestros dioses/ a quien aman de más», en traducción libre de Mauriz), pues Catulo murió con apenas treinta años (treinta y tres según algunas fuentes). El ateniense Menandro, que vivió entre el siglo IV y principios del III a. C., escribió «ὅν οἴ θεοί φιλοῦσιν ἀποθνήσκει νέος» (Aquel a quien los dioses aman muere joven), y aproximadamente un siglo después el comediógrafo latino Plauto escribió en su pieza teatral Báquides «Quem di diligunt adulescens moritur» (A quien aman los dio...